Hace un año, Blanca Fernández Ochoa desaparecía sin dejar rastro. Durante cuatro días se la buscó de manera incansable hasta que la encontraron muerta en los montes de Cercedilla. Aunque en un principio se pensaba que podría haberse tratado de un homicidio pronto se dieron cuenta de que en verdad había sido un suicidio.
Sin duda, la desaparición de que había sido la mejor esquiadora de la historia de España ha propiciado en el que probablemente haya sido el dispositivo de búsqueda más grande de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, no solo fue mérito de Protección Civil haberla encontrado.
Alfredo Hernández, uno de los vecinos de la zona, una de las últimas personas que ha visto a la deportista olímpica con vida. Gracias a él la policía ha podido dar con el paradero de Blanca Fernández Ochoa cuo cuerpo aparecía entre las dos flechas que marcaba en el mapa.
Pese a que ahora es considerado un héroe, lo cierto es que en su día todas las sospechas habían caído sobre él debido a sus problemas con la justicia. «Yo… es que mi currículum no es muy limpio. Cuando me separé me dio por beber y con las borracheras… ya se sabe: peleas, broncas, alguna cosa de sangre, y he estado varias veces en la cárcel. La gente aquí no me traga. Por eso nunca encuentro trabajo en Cercedilla», confiesa, ahora, un año después.
Es por ello, que la policía inmediatamente contactó con él para solicitarle una cuartada. Ahora, Alfredo Hernández lamenta el gran gasto que supuso la búsqueda de la esquiadora por no hacer caso a sus pistas desde el principio. «El dinero y el movimiento tan grande que se ha hecho para buscar a una persona… cuando yo dije desde el principio, ‘mirad por ahí’», sentenciaba.
La aparición de su coche en un camino había sido la pista definitiva para que la policía comenzase a explorar alguno de los caminos que llevaban al norte, concretamente a la zona de los Siete Picos. Finalmente, la deportista aparecía en La Peñota, justo en la dirección contraria.
Según Luis Sancho, guía adscrito a la Central de Reservas Sierra del Guadarrama, la deportista no quería que la encontrase a juzgar por el camino que ha tomado para poner fin a su vida. «Cuando salíamos aquellos días, en rutas normales, estábamos todos un poco mosca a ver si encontrábamos a Blanca. No habría sido agradable, pero habría acabado la búsqueda. Sin embargo, huyó hacia sitios en los que había poca gente, quería que no la encontraran», aseguraba.
Es por ello que las primeras batidas fueron en vano, ya que la policía debería haber hecho caso a las informaciones de Alfredo Hernández. A pesar de que Blanca Fernández Ochoa siempre había sentido especial devoción por la zona de Siete Picos, prefirió acabar con su vida en La Piñuela, ya que en donde mejor se ve la zona.
Aunque los motivos de su suicido se desconocen, lo cierto es que diversas fuentes aseguran que la deportista estaba pasando por una maña racha económica, ya que la única propiedad que tenía era el 6% de una finca que había heredado, algo que la habría llevado a vivir en casa de su hermana en los últimos años.