La actriz Anabel Alonso se encuentra atravesando unos meses de felicidad. Y es que no solo ha sido madre por primera vez sino que, además, se ha casado con su pareja, la también actriz Heidi Steinhardt.
Sin embargo, esa felicidad ahora se ha empañado. Todo ha sucedido porque ha vivido un duro momento con su progenitora, de 92 años, que se encuentra en una residencia. En concreto, ha explicado que, por primera vez, esa no la reconoció al verse cara a cara.
La confesión de Alonso
En el programa 'El Faro' que Mara Torres presenta en la SER es donde Anabel Alonso se ha sincerado. Así, ha explicado que su madre para ella ha sido y es alguien muy importante, es su faro en la vida. De ahí que esté sufriendo por no poder verla tanto como le gustaría, ya que su progenitora está en una residencia. Y es que desde que la crisis del coronavirus surgiera sus visitas diarias a dicho centro se han reducido a solo tres desde el mes de marzo. Eso sí, han mantenido el contacto mediante videollamadas.
Precisamente exponiendo eso a los oyentes ha sido cuando la actriz ha desvelado el duro momento que ha vivido. Así, ha contado que «Ayer mismo he ido a verla y ha sido la primera vez que no me ha reconocido. Ha sido un palo muy gordo. Ha superado el covid asintomática, pero no supera esta situación, la soledad forzada».
Ha añadido que «hasta ahora todo iba más o menos bien, tenía días animados, iba...Pero durante la hora que ayer duró la visita no hubo manera de que me reconociera. Eso me dejó...El covid no se la ha llevado, pero se la ha llevado».
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Visiblemente emocionada es como la intérprete ha contado ese instante junto a su madre. Una mujer esta que no ha dudado en reconocer que ha sido la persona que más le apoyó en sus deseos de convertirse en actriz.
Un sueño ese que tuvo desde niña y que desea que siga siendo una realidad. De esta manera, ha afirmado que quiere que el público continúe teniendo ganas de verla actuar. Algo que ha explicado que le sucede a su propia madre. Y es que esta cuando escucha la sintonía de la serie 'Amar en tiempos revueltos', en la que ella trabaja, sonríe. Lo hace aunque no sepa el motivo y aunque quizás no reconozca a su hija.