Hace ya más de un año que Paloma Cuevas y Enrique Ponce anunciaban de forma inesperada su separación. Un divorcio que terminaba convirtiéndose en un auténtico culebrón después de que el torero comenzase inmediatamente una relación con una atractiva joven de veinte años.
¿Su nombre? Ana Soria, quien en pocos meses revolucionaria por completo su vida, llegando incluso a mudarse juntos y ampliando la familia con una mascota.
"Viendo la gran repercusión mediática que estamos teniendo en los últimos días, queremos manifestar que nos encontramos en trámites de separación de hecho", rezaba el comunicado conjunto que emitía la expareja.
"Ha sido una decisión muy meditada, tomada de mutuo acuerdo y desde el profundo cariño y respeto mutuo que nos tenemos y que hemos demostrado durante todo nuestro matrimonio", explicaban.
Además, dejaban muy claro que "el único fin de hacerlo público es para proteger a nuestro entorno familiar y, en especial, a nuestras dos hijas menores de edad".
Del mismo modo, solicitaban a los medios respeto y comprensión, pidiendo el cese "de noticias falsas y difamatorias", que pudiesen afectar a sus hijas o a su reputación.
Sin embargo, 'Quique', como le apoda cariñosamente Ana Soria, no se cortaba ni un pelo a la hora de comportarse como un hombre perdidamente enamorado de su chica.
Ambos protagonizaban las imágenes más románticas y acarameladas de la prensa del corazón durante todo el pasado verano. Un amor que parecía de película y que avanzaba a pasos agigantados.
Sin embargo, todavía les queda dar pasos tan importantes como presentarle a Ana a sus hijas, Bianca y Paloma, que no estarían muy por la labor de conocerla.
Pese a ello, parece que entre Paloma y Enrique solo queda un gran cariño y la gran responsabilidad de criar juntos a sus hijas.
Según confesaba Cuevas tras su separación, el matrimonio "nos ha dado amor, una relación maravillosa y una bonita familia que es nuestra pasión".
"Pero la felicidad a veces se bifurca en caminos diferentes y hace tiempo decidimos recorrerlos, pero unidos siempre en un horizonte común, ver crecer a nuestras hijas en familia", señalaba.
Eso sí, insistía en que "ninguna separación acabará con el cariño y el respeto que nos profesamos el uno al otro y a nuestras familias, con las que mantenemos una relación extraordinaria".
"La vida es así y hay que vivirla, sin dramas, abrazándola con todo el cariño del que somos capaces".
Sin duda, la empresaria se ha tomado este complicado proceso de la mejor forma posible, a pesar de que su ex no ha parado de protagonizar polémicas.
"Jamás voy a hablar mal del padre de mis hijas. Nunca voy a decir nada negativo de él. Hemos tenido un matrimonio precioso durante 24 años y un amor muy real, muy verdadero", comentaba al respecto.
"Nos tendremos el mismo cariño de siempre. Nos llevamos muy bien y eso no va a cambiar... porque eso es imprescindible para que mis hijas sean felices", remarcaba haciendo frente a los rumores.
El evento especial que ha reunido a Enrique Ponce y Paloma Cuevas
El fin de semana pasado Cuevas y Ponce se reunían para celebrar un evento muy especial, la Primera Comunión de su hija Bianca. Una ocasión para la que decidieron tirar la casa por la ventana en la finca familiar 'La Cetrina'.
Ha sido Fiona Ferrer, gran amiga de la expareja, la que ha decidido compartir algunos detalles acerca de la celebración.
"Enrique y Paloma estaban cariñosísimos, relajados, como una familia. Fue muy bonito y muy emotivo", ha desvelado.
"Después de veintiocho años de relación sería muy extraño que se llevaran mal, ¿no?", apuntillaba. Además, confirmaba que Enrique había amenizado la velada cantando y que lo hizo "muy bien".