Hace ya varias semanas que algunos científicos como Mohammad Sajadi, de la Universidad de Maryland, alertó de la relación entre el nuevo coronavirus y la temperatura y la humedad. Lo que entonces parecía una ocurrencia ahora es aceptado por buena parte de la comunidad científica, que creen que este puede ser un virus estacional.
De ser eso verdad, querría decir que el SARS-CoV-2 tiene una mayor capacidad de transmisión y supervivencia en los meses de invierno, mientras que en verano se disipa. Este extremo aún no está confirmado, pero la gran familia de los betacoronavirus, una de las cuales incluye al Coronavirus causante del Covid-19, suele seguir estos patrones de comportamiento.
Por eso cada vez son más los expertos que aceptan con casi toda seguridad que el Coronavirusvolverá en otoño. Pero hay otra consecuencia de todo esto: el virus se extiende mucho más rápido en las zonas menos frías, y esto nos anuncia las zonas de España donde el Coronavirus tendrá menos impacto.
Si cruzamos el historial de temperaturas con la incidencia del Covid-19 por regiones descubrimos que las comunidades autónomas o ciudades con temperaturas más cálidas entre el 1 y el 31 de marzo tuvieron un menor número de infectados relativos: Melilla (16,3 grados), Islas Canarias (19), Ceuta (15,9), Murcia (15,5), Andalucía (15), Baleares (13) y Comunidad Valenciana (14,6). A finales de marzo, ninguna contaba más de 90 infectados por cada 100.000 habitantes, salvo la Comunidad Valenciana con 104.
En cambio, la región con más infectados a finales de marzo, La Rioja, registró una temperatura media de 10,1 grados, una de las más bajas junto a Madrid (11,2) y Navarra (8,3), que tenían 363 y 323 contagiados por cada 100.000 habitantes respectivamente. Les seguían Castilla-La Mancha, el País Vasco, Cataluña y Castilla y León.
La conclusión de estos datos es que en las regiones más frías del interior de España la incidencia del Coronavirus es más alta, véase Madrid, La Rioja y Castilla-La Mancha, y que sus condiciones de temperatura y humedad coinciden con los parámetros según los cuales el virus se propaga con más facilidad: de 5 a 11 grados de temperatura.
Mientras tanto, el debate continúa. Los que defienden esta teoría reconocen que hay otros factores que intervienen en la epidemia, pero la temperatura es uno de ellos y es clave, y por esto esperan que en los países del hemisferio norte la tasa de crecimiento disminuya como resultado de un tiempo más cálido combinado con las medidas de confinamiento.
La predicción de los primeros científicos que apuntaron esta teoría se está cumpliendo. Los virólogos de la Universidad de Maryland dijeron que el virus se desplazaría hacia el norte con la subida de las temperaturas frías hacia Londres, Varsovia o Nueva York, y ahora son países como Reino Unido, Bélgica u Holanda las que están sufriendo un aumento de los contagios.
Sin embargo, ninguno de los estudios que defiende la vinculación entre mayor incidencia del virus y condiciones de temperatura y humedad han sido publicado en revistas científicas con revisión por pares, de modo que el debate en la comunidad científica sigue abierto.