Todo parecía marchar perfectamente, vacaciones de ensueño, desconexión, hasta que Mary Leaity y su marido volvieron de aquellos días tan esperados tras el primer confinamiento de 2020 al Reino Unido. Una bienvenida fatal que jamás se olvidarán, y es que cuando llegaron al domicilio, la pareja se encontró muerta a su hija Ruby, de 23 años. Una historia hecha pública en estos días y que ha dado la vuelta al mundo.
Encuentran a la hija muerta en su casa
Si de algo se caracterizó el pasado confinamiento de 2020, fue de ser muy duro, por lo que, en los meses de verano, concretamente en julio de 2020, la familia Leaity, de Southampton, que vivía en Reino Unido, decidió hacer una escapada a pocos kilómetros para disfrutar de unas vacaciones.
La hija de la pareja, conocida por Ruby y 23 años de edad, decidió en el último momento no acompañar a sus padres y quedarse sola mientras ellos se ausentaban durante cinco días.
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Lo cierto es que era la primera vez que se quedaba sola.
Momentos antes, la joven de la familia había tenido una relación de cuatro años, pero después, era la propia madre la que sospechaba que su pequeña había conocido a alguien más, y que esta era la causa de que se quisiera quedar sola en casa mientras ellos se iban.
Una joven que luchaba desde hacía diez años con problemas de salud mental de tipo como trastornos depresivos y fuertes episodios de ansiedad. Además, Ruby había intentado suicidarse en más de una ocasión.
Un confinamiento muy duro por causas externas
La familia en todo momento sospecha que «lo que precipitó su mal humor la mañana de su muerte fue un mensaje de la chica que le gustaba diciendo que la rechazaba... Creemos que se desbordó de tristeza y dolor».
«Recientemente la habían echado de un trabajo que le encantaba para faltar a reuniones cuando tenía consultas al psicólogo. Además, un par de semanas antes tuvimos que sacrificar el perro familiar, que ella quería muchísimo y que le había hecho mucha compañía durante el confinamiento» explicaba la madre a los medios locales.
Un varapalo que nadie ni ninguna familia querría vivir, disfrutar de unas vacaciones y a la vuelta encontrarte con el peor de los escenarios.
En cierto modo y debido a los anteriores desencadenantes, los padres, sobre todo la madre, aseguró estar muy pendiente de su hija Ruby y para ello hablaba todos los días con ella, «La última vez fue el día antes de volver por la tarde y parecía estar bien».
Una noticia que no se esperaban, y fue cuando al día siguiente, al volver a casa, encontraron el cuerpo fallecido de Ruby.
Análisis y estudios de la forense, certificaron la muerte como suicidio, y momentos después, localizaron una nota explicativa en su habitación en la que aparecía escrito: «Esto no es culpa de nadie, solo mía».
Un desencadenante que podría haber sido promovido en mayor medida por el confinamiento, la pérdida reciente del perro y el reciente rechazo, tres causas que a simple vista podrían haberla superado y que le condujeron a quitarse la vida con tan solo 23 años.
Otro suceso de espanto
Esta noticia sucedía en Las Palmas de Gran Canaria cuando un varón de 60 años decidió prenderle fuego a su colchón para provocar un incendio en su domicilio y quitarse la vida y la de su madre de 84 años.
Los hechos acontecieron el pasado martes por la tarde cuando los servicios de emergencias canarios recibieron diferentes llamadas que alertaban del incendio en una casa de la capital, en la calle 22 de Mayo de 1986.