El volcán de La Palma lleva activo cuatro semanas y mañana, día 19 de octubre, se cumplirá un mes desde su estallido. Los expertos están estudiando su comportamiento y han clasificado su actividad en la categoría 2 del Índice de Explosividad Volcánica.
Desde el pasado 19 de septiembre, todos los ojos están puestos en la evolución de la erupción de Cumbre Vieja. Todos los espectadores del desastre natural están a la espera de su finalización, pero esta parece está más lejos de lo estimado.
El avance de la colada ha arrasado más de 1 000 edificaciones y ha devastado más de 750 hectáreas de terreno. Las consecuencias están alcanzando una gran magnitud, lo que hace que todos teman por la seguridad de las personas y sus propiedades.
Hemos presenciado una gran cantidad de momentos que han quedado registrados para la posteridad. El derrumbe de muchas infraestructuras o anécdotas de los lugareños se han convertido en la principal imagen de este suceso natural.
Desde hace varias semanas, los expertos se encuentran inmersos en una continua investigación para intentar predecir su comportamiento. Sin embargo, el foco está situado sobre su carácter explosivo y la magnitud que puede alcanzar en esta nueva fase.
El volcán de La Palma se encuentra en categoría 2 de explosividad
Hace mucho tiempo que, un suceso de estas características, no tenía lugar en nuestro país. Desde que comenzó la actividad volcánica, todos estamos pendientes de ella y, además, estamos recibiendo numerosas lecciones para comprender más sobre este tipo de cataclismos.
Son muchos los tecnicismos que estamos aprendiendo y cada día aparecen nuevas palabras con la que podemos conocer las particularidades del mismo. Una de las nociones más desconocidas es la explosividad que puede presentar un volcán. De hecho, los vulcanólogos cuentan con un índice exclusivo para catalogar dicha actividad efusiva.
El Índice de Explosividad Volcánica, conocido como VEI, es empleado para realizar una comparativa entre las erupciones y determinar su magnitud. Además, estudia la probabilidad existente de reincidencia de un mismo tipo de actividad en una determinada cordillera volcánica.
Para su puesta en marcha, los expertos emplean una escala de 0 a 8 con la que miden la fase explosiva de las erupciones. Es decir, de menor a mayor intensidad en función del punto en el que se coloque.
De ese modo, aquellas situadas en la categoría 0 serán considerados como no explosivos, mientras que las categorizadas en 8 serán erupciones mucho más virulentas. Además, la escala determina que a mayor categoría dentro del índice, mayor será la continuidad de su actividad.
Teniendo en cuenta los parámetros estipulados y los estudios realizados, los vulcanólogos de la zona han determinado la categoría de La Palma. Apuntan que, debido a sus características, el volcán de Cumbre Vieja se encuentra situado en la fase 2 dentro del VEI.
En este caso, no muestra una gran magnitud de explosividad, pero su frecuencia y el volumen de material piroclástico expulsado le sitúan en este punto. Asimismo, esta medición está fundamentada en la cantidad de expulsión por kilómetro cúbico.
La posición dentro del citado índice ofrece una estimación sobre el final de su actividad. Es cierto que se encuentra a un nivel inferior, pero todo parece apuntar que seguirá activo durante varias semanas, rozando los meses.
Todos los vaticinios parecen estar enfocados en los estudios comparativos de la actividad de otros volcanes de la zona. Sin embargo, los expertos han asegurado que este factor es exclusivamente orientativo.
Debemos esperar para comprobar la evolución de este fenómeno natural y comprobar su comportamiento. Todos estamos impacientes por el fin de la actividad y que todos los lugareños puedan comenzar de nuevo su vida sin miedo.