Los Héroes de Baler, que la propaganda franquista bautizó como ‘los últimos de Filipinas’, se ganaron su lugar en la memoria patriótica de España por haber resistido 337 días al asedio de la iglesia de San Luis de Tolosa, en Baler. Su heroica resistencia contrasta con lo absurdo del caso, pues lo que aquellos militares desconocían es que España había firmado la capitulación algunos meses atrás.
En 2016, el director Salvador Calvo retrató de nuevo aquella hazaña en la película ‘1989. Los últimos de Filipinas’, y en enero de 2020 Madrid anunció que levantará una estatua a los mártires. Pero, ¿qué se esconde tras la verdadera historia de los héroes de Baler?
Historia de la resistencia de los héroes de Baler
En el rápido y traumático proceso de desintegración del imperio español, tras la pérdida de Cuba todos los esfuerzos militares se centraron en defender Filipinas. Pero el fugaz colapso de las fuerzas españolas anunciaron pronto la capitulación.
¿Derrota o abandono planeado?
Lo que en un primer momento parecía una consecuencia lógica de la pérdida del poderío militar español, pronto levantó sospechas fundadas: la no intervención de los mejores acorazados de la Armada en la defensa de las islas filipinas apuntó a una descolonización programada para acabar con el desgaste que estaban sufriendo en unos territorios ingobernables.
El hundimiento del Maine en Cuba había desatado la guerra entre España y Estados Unidos en febrero de 1989, y los americanos financiaron a los rebeldes filipinos que en cuestión de meses forzaron al gobierno español a capitular.
El asedio a la iglesia de San Luis de Tolosa
Antes del estallido de la guerra con Estados Unidos, España aprovechó un momento de relativa paz con los rebeldes filipinos para retirar la mayor parte de las tropas del territorio. El grupo de 400 soldados apostado en la localidad de Baler, en la isla de Luzón, fue relevado por 54 hombres que con el inicio de la guerra quedaron incomunicados.
Cuando vieron que los vecinos del pueblo abandonaban el lugar, los soldados comandados por el capitán Enrique de las Morenas intuyeron que el enemigo estaba muy cerca y se refugiaron en una iglesia en ruinas, San Luis de Tolosa, que se convirtió en su hogar y bastión de resistencia durante un trágico asedio de 337 días.
Un asedio más largo de lo esperado
La situación era absurda: cuando España ya había capitulado, aquel puñado de soldados, sin posibilidad de comunicarse con el gobierno en Madrid y desconocedor del desenlace de la guerra, sufrió durante meses una resistencia heroica e innecesaria.
La unidad convirtió los 300 metros cuadrados de la iglesia de San Luis de Tolosa en cuartel improvisado dotando algunas estancias para el baño y el comedor. Aunque los españoles tenían experiencia, los rebeldes filipinos rodearon la iglesia con trincheras atestadas de aguerridos insurgentes.
Puesto que los españoles estaban abandonando todos sus fortines, los filipinos pensaron que el asedio duraría como mucho una semana, pero los españoles estaban decididos a resistir hasta que llegaran refuerzos. Y aunque los rebeldes les informaron de que la guerra había terminado, el capitán De las Morenas dedició que ‘la muerte es preferible a la deshonra’.
Muerte y enfermedades
Cuando después de varios meses los últimos de Filipinas se rindieron, salieron manos en alto de la iglesia los 33 supervivientes de los 54 soldados españoles. La mayoría no murieron abatidos, pues aunque los filipinos eran muchos no disponían de artillería y armas de fuego. Lo que diezmó las fuerzas españolas fueron las enfermedades. También hubo seis desertores.
Mientras el capitán, atrincherado en el pequeño cuartel que se había construido dentro de la iglesia, intentaba comunicarse con la embajada, la mala alimentación y el hacinamiento empezaron a propagar epidemias de disentería y beriberi.
Con los enfermos cayó el propio capitán, que fue relevado por Saturnino Martín Cerezo. Este trató de levantar la moral de los soldados y organizó una operación con la que algunos de ellos asaltaron algunas casas del poblado consiguiendo algunos alimentos. Esto mejoró la situación hasta el desenlace definitivo de los acontecimientos.
Los últimos de Filipinas: mentiras y verdades
Cuando Martín Cerezo lee en la prensa que España ha capitulado hace meses, los 33 hombres que quedaban vivos deponen las armas y abandonan el lugar.
Las mentiras que se dijeron en España sobre los héroes de Baler
Para la opinión pública y una parte del ejército en España era difícil de entender la tozudez con la que aquellos pocos soldados habían resistido en Baler. Por eso se propagaron todo tipo de mentiras entre las que tuvo especial eco la versión del periódico El Correo Militar: aquellos héroes no eran sino unos amotinados al mando de un fraile loco que había asesinado al capitán De las Morenas.
Una delegación militar intentó parlamentar con Martín Cerezo pero este, que se había esforzado en mantener en secreto la muerte de De las Morenas y el pésimo estado de las tropas, se negó a recibirla. El nuevo capitán también rechazó un segundo ofrecimiento, lo cual extendió en la prensa su imagen de líder perturbado de los héroes de Baler.
De villanos a héroes: los últimos de Filipinas
Cuando llegaron a España, los últimos de Filipinas fueron rápidamente relegados al olvido. Fue la propaganda franquista quien en 1945 rescató su historia en la película ‘Los últimos de Filipinas’ de Antonio Fernández-Román. En ella se ensalzaba el honor militar de los sitiados frente a la cobardía del gobierno en la entrega de la colonia.
1898. LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS - Tráiler Final en ESPAÑOL | Sony Pictures España
En 2016, poco antes del 120º aniversario de aquella hazaña, Salvador Castro rodó ‘1989. Los últimos de Filipinas’, una versión actualizada menos patriótica y aplaudida por la crítica por su gran talento artístico. Con un gran despliegue de medios, esta superproducción cuenta con actores como Luis Tosar, en el papel de Martín Cerezo, y Eduard Fernández, como capitán Enrique de las Morenas.
Además de varias exposiciones y actos de homenaje en toda España, en enero de 2020 Madrid inauguró una nueva estatua a los héroes de Baler.