Este lunes, 24 de mayo, recibíamos la terrible noticia del asesinato de Katia Carolina Altamirano a manos de su pareja, Rubén.
El cadáver de esta joven de 35 años, que se ha convertido en la sexta víctima mortal por violencia de género en tan solo siete días, fue encontrado en el interior de la vivienda del autor del crimen, pero hasta ahora se había dado a conocer cómo se produjo el homicidio.
Según la información que ha publicado 'Heraldo', la víctima presentaba varias heridas de arma blanca por todo el cuerpo y esto apuntaría a que habría tenido un angustioso forcejeo con su agresor en un intento desesperado por salvar su vida.
Las primeras pesquisas han señalado que Rubén cogió un cuchillo de la cocina y con él atacó a la víctima, causándole numerosos cortes.
El hombre trató de quitarse su propia vida lanzándose por al vacío por el balcón, pero cayó sobre una furgoneta que estaba aparcada en la calle que amortiguó el impacto.
El autor del crimen fue atendido primero sobre la calzada y posteriormente trasladado de urgencia a la UCI del Hospital Miguel Servet.
Aunque los doctores que le están atendiendo han señalado que su estado es «estable dentro de la gravedad», las graves lesiones que presenta han impedido que se le tome declaración. A pesar de ello, Rubén permanece custodiado por la Policía Nacional como presunto autor del crimen de Katia.
Se deberá esperar a ver cómo evoluciona su estado para tomarle declaración, pero si su recuperación se demora el juez encargado del caso podría llegar a dictar un auto de prisión provisional antes.
Mensajes de advertencia
El asesinato tuvo lugar sobre las 00.45 horas en Zaragoza. Katia decidió acudir al domicilio de Rubén pese a las múltiples advertencias que recibió por parte del padre del autor del crimen por WhatsApp, mensajes en los que le advertía el riesgo que corría al acudir a la vivienda.
La joven había interpuesto varias denuncias contra su agresor, pero algo falló en los protocolos. Esta mujer procedente de Nicaragua se ha convertido en la sexta víctima mortal en tan solo siete días en España, lo que demuestra que algo falla en la lucha contra la violencia machista y deja claro que es necesario «hacer cambios», tal y como ha destacado Pilar Alegría, la delegada del Gobierno.
La joven había interpuesto varias denuncias contra Rubén, pero lo único que había logrado era que impusieran una orden de alejamiento. Según la valoración de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), el caso tenía la etiqueta de «bajo riesgo» y solo cuando el sistema percibe un problema de riesgo alto o extremo se multiplican las herramientas de ayuda.
Ahora, tras su asesinato, los encargados del caso han descubierto que Rubén fue diagnosticado hace bastante tiempo con esquizofrenia. Así lo han asegurado algunas fuentes próximas a la investigación al mismo medio.
Sin embargo, el hombre no tomaba la medicación regularidad y, además, podría ser consumidor de drogas, lo que podría agravar su condición.
El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón está tratando de averiguar en este momento si el autor del crimen estaba afectado por un brote psicótico cuando se produjo el asesinato, algo que podría confirmarse a través de los mensajes de texto y de audio que intercambió con su padre esa misma noche.
En estas misivas le reprocha a su progenitor la pérdida de edificios y de varios millones de dólares en Colombia, y termina derivando la conversación hacia temáticas relacionadas con hechizos y santeros.
Se trata de un material que no resulta esencialmente comprensible y que, por lo tanto, podría evidenciar un importante grado de excitación por su parte.
Aunque los mensajes ayudarían a confirmar un brote psicótico, Rubén se deberá someter a distintas pruebas cuando se recupere que confirmen si podía tener sus facultades cognitivas y volitivas alteradas cuando atacó a Katia con el cuchillo. Además, los análisis de sangre y orina probarán si habría consumido droga antes del crimen.
El foco en el agresor
Katia había interpuesto varias denuncias por violencia contra su agresor y él tenía una orden de alejamiento que le impedía acercarse a ella, pero fue la nicaragüense quien decidió acudir de forma voluntaria hasta el domicilio del que había sido su novio. Razón por la cual José Boira, presidente de los psicólogos aragoneses y director del máster en Relaciones de Género, ha señalado que se debe tomar conciencia del peligro que esto supone.
«En ocasiones, como puede ser el caso, se generan situaciones de dependencia impulsadas por dinámicas violentas. La propia violencia hace que no se tome conciencia adecuada. La dinámica de la violencia lleva aparejado el maltrato psicológico, el engaño, ante el que es fundamental que la víctima busque recursos y ayudas profesional. Que busque ayuda para desenmascarar al agresor o posible agresor».
«Muchos comportamientos que, aunque podrían parecer normales, al final son señales de peligro de muerte, de riesgo de asesinato, sobre todo cuando se quiere romper una relación y la otra parte actúa con posesividad».
José Boira también ha destacado la importancia de que la sociedad «ponga el foco» en el agresor y «no en la víctima». «Lo que hay que mejorar es el seguimiento del agresor, más que de la víctima, para que no delinca».