La Guardia Civil está inmersa en una nueva fase de la búsqueda de Anna y Olivia, las dos niñas desaparecidas en Tenerife junto a su padre, que se las llevó sin devolvérselas a su madre y de quienes hace un mes que no se tiene ni rastro.
La última hipótesis de la Benemérita es que las niñas podrían estar en el fondo del mar, razón por la que han pedido autorización judicial para rastrear el fondo marino gracias a la ayuda de un sónar y un robot subacuático cedidos por el Instituto Español de Oceanografía (IEO).
Los investigadores ven reforzada esta teoría porque creen que, a su desaparición, Tomás llevaría puesto un cinturón de plomos de buceo que debería estar en su lancha y que no estaba allí cuando fue hallada a la deriva.
Según creen, el padre de las niñas habría usado un ancla, que tampoco aparece, para lastrar las bolsas que cargó en su lancha sobre las 21:30 horas, antes de su primera salida al mar, ya que cuando volvió al puerto a las 23:30 horas ya no los tenía, según acreditaron los agentes de policía que registraron su barco cuando le pillaron saltándose el toque de queda, pensando que quizás estaba cargando droga.
Después de ese episodio, la segunda vez que Tomás volvió al mar con su lancha, habría usado el cinturón de plomos de buceo para lastrarse él, lo que explicaría que se hallase la lancha a la deriva sin nadie dentro. Ahora, los investigadores quieren rastrear el fondo marino de la zona donde fue hallada esa lancha, que oscila entre los 400 y los 1.500 metros de profundidad, porque creen que los cuerpos de Tomás y las niñas podrían seguir ahí.
Según los informes que la Guardia Civil presentó ante el juez para obtener autorización para la búsqueda submarina, la investigación con el sónar empezará frente al puerto de Güímar, donde apareció la lancha de Tomás, bordeando la isla de Tenerife hacia el sur y luego hacia el noreste.
Los expertos describen esa área como una zona complicada porque hay muchos barrancos que podrían alterar el eco del sónar, además de las corrientes que van hacia el sur y que podrían haber arrastrado los cuerpos de las niñas y de Tomás, en el caso de que estuvieran ahí abajo.
Además, hay zonas donde el fondo del mar es más arenoso, lo que también complica la función del sónar si ha llegado a cubrir objetos que en una zona rocosa sí serían detectados por la tecnología.
El robot que utilizará la Guardia Civil tiene brazos articulados y una cámara que permitirá hacer fotos del fondo marino si el sónar detecta algún eco positivo, y a partir de ahí, recoger los posibles objetos que encontrase.
La madre no cree esta hipótesis
La madre de las pequeñas, Beatriz Zimmerman, sigue sin creer esta hipótesis de la policía porque las acciones de Tomás durante el día en que desapareció le hacen creer que simplemente estaba huyendo con las pequeñas de 1 y 6 años de edad.
El día de su desaparición, Tomás se despidió de sus familiares y amigos y les dejó algunas de sus pertenencias, como su coche, su moto o su lancha, en un intento, según Beatriz, de que le cuidaran sus cosas, lo que para ella significa que tiene intención de volver a por ellas algún día.
Pero para la Guardia Civil, eso no es suficiente para seguir creyendo que las niñas estén vivas, ya que de momento no han encontrado una sola pista que haga pensar que Tomás tenía un plan de huida, y teniendo en cuenta que se llevaba con él dos niñas de 1 y 6 años, ven muy improbable que pudiese improvisar una situación así.