El del 27 de febrero de 2020 fue el último vuelo de Eduardo Fermín Garvalena, comandante de la Patrulla Águila.
Murió en aguas del Mediterráneo en La Manga del Mar Menor, durante unas maniobras. En el segundo aniversario de su muerte, sus compañeros le han rendido un sentido homenaje.
“Sigues volando con nosotros, amigo”, reza este emotivo mensaje de la Patrulla Águila en redes sociales. El texto va acompañado de una fotografía del comandante fallecido, y añade: “dos años de tu último vuelo, dos años con tu estela en nuestros corazones”. El gesto ha servido para volver a recordar su figura.
Eduardo era un experimentado piloto con más de 2.300 horas de vuelo y uno de los más hábiles del Ejército del Aire. En su currículum están las misiones internacionales en el Báltico y en Somalia. En el momento de su muerte tenía 39 años, estaba casado y era padre de tres niñas.
Murió durante unas maniobras
Eduardo murió durante un vuelo a primera hora de la tarde del 27 de febrero de 2020, en La Manga del Mar Menor (Murcia). Volaba en un reactor C-101 con el que realizaba unas maniobras cuando se precipitó al mar. Estaba en pleno entrenamiento para el inicio de la temporada cuando una explosión lo torció todo.
El incidente en el que murió el piloto se produjo durante los entrenamientos previos al inicio de la temporada de exhibiciones. El caza terminó en el agua con una explosión y una gran nube de humo, que puso en marcha la operación de rescate. En el agua encontraron partes de la nava y el piloto, que no había podido soltarse.
Eduardo Fermín Garvalena era piloto de la Patrulla Águila, una unidad acrobática dentro del Ejército del Aire. Había entrado en el cuerpo en 2017 sustituyendo a Francisco Marín, muerto también en accidente aéreo. El avión que pilotaba cuando murió puede alcanzar los 770 kilómetros en el aire.
Esposo y padre de tres hijas
Según los testigos del accidente, el caza cayó en picado y explotó al impactar contra el agua sin que el piloto pudiera soltarse. El ministerio de Defensa hizo las comprobaciones pertinentes y aseguró que la nave no tenía ningún defecto. Pero los C-101 estaban a punto de ser sustituidos por nuevos aviones.
El militar fallecido era hijo del coronel Eduardo Garvalena Loscertales, exdirector de la Academia General del Aire de San Javier (Murcia). Estaba casado y tenía tres hijas. La tragedia golpeó a su familia y causó una profunda consternación en el ejército, que ya había vivido otra desgracias meses antes.
Una aeronave de instrucción cayó en el Mar Menor produciendo la muerte del entrenador, Daniel Melero, y la alumna, Rosa María Almidón. Además, Eduardo sustituía a otro piloto fallecido meses antes. El suyo fue el tercer accidente de un avión del Ejército en tres meses.
Una tragedia que se repetía
El 26 de agosto de 2019, el comandante de la Patrulla Águila Francisco Marín Núñez murió en un vuelo de adiestramiento. Tenía 43 años, era un piloto experimentado y ocupaba un puesto destinado a las acrobacias más arriesgadas. Durante una de las maniobras, su aeronave se estrelló contra el agua.
Como en el caso de Eduardo, su caza cayó en picado y cuando quiso remontar el vuelo ya era demasiado tarde. Su avión también explotó, y encontraron su cuerpo en el fondo del mar horas más tarde. En los dos casos los pilotos no tuvieron tiempo de soltarse en paracaídas.
El puesto de Francisco lo ocupó Eduardo, y el destino quiso que muriera de la misma forma apenas seis meses después. Sus compañeros le recuerdan ahora con este emotivo mensaje. Un homenaje que quiere destacar también la arriesgada tarea de estos pilotos que se juegan la vida en cada vuelo.