La congregación religiosa María Inmaculada de Vallobín (Oviedo) sigue de luto por la trágica muerte de la niña Erika. La adolescente de 14 años fue asesinada la tarde del martes por su vecino, un acosador de 32 años. Ayer despidieron a la víctima en una ceremonia íntima marcada por el dolor.
Erika nació hace 14 años cuando su madre, Alba Alvarado, ya trabajaba como recepcionista en la residencia femenina de la congregación. La madre está muy unida a las monjas y a la madre superiora, que están viviendo la desgracia como propia. Además, la víctima era una niña muy religiosa.
De hecho, una de las hermanas de la congregación, sor Alicia Fernández, era madrina de la niña. En marzo había cumplido los catorce y Alicia le regaló un libro y un angelito. Ayer tuvo que despedirse de ella para siempre con esa mezcla de indignación y de dolor que inunda estos días a toda la comunidad.
Capilla ardiente de Erika
Aunque ayer parecía un día normal en la congregación, tras la apariencia se escondía una profunda desolación. La institución quiso ser partícipe de la íntima ceremonia celebrada en Vallobín para despedir a la niña. El edificio acogió la capilla ardiente por donde pasaron los allegados y familiares de Erika.
Hace más de veinte años que los padres de Erika llegaron a Vallobín para ganarse la vida. René es auxiliar de enfermería en un hospital de Gijón. Tras desempeñar varios trabajos como limpiadora, Alba consiguió trabajo como recepcionista en la residencia femenina de la congregación María Inmaculada.
Los padres de Erika estaban destrozados y apenas podían estrechar la mano a aquellos que les daban el pésame. “Mi niña, mi niña” son las únicas palabras que podía articular Alba, la madre de la adolescente asesinada. “Me han quitado a mi pequeña”, decía René consumido por el dolor.
Una niña querida por todos
Eran las dos y media de la tarde cuando el cuerpo de Erika viajó desde el Instituto de Medicina Legal hasta la capilla ardiente. El velatorio tuvo lugar en el edificio de la residencia religiosa, en la calle San Vicente. Cinco minutos después de la llegada del féretro entraron René y Alba junto a sus hijos Jhon y Randy.
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Un dolor desgarrador se podía captar en el ambiente, marcado por el silencio y los sollozos. Todos coinciden en describir a Erika como “un ángel, tan dulce y tan frágil”, “una niña muy alegre, muy religiosa y muy buena”. “Es muy difícil de asumir”, decía Alicia, “esto viene del mal, no es de Dios”.
El otro foco de la desolación es el IES La Ería, el colegio donde estudiaba Erika y donde los profesores y los alumnos están intentando encajar lo ocurrido. En la fachada luce un gran lazo negro, y muchos acudieron ayer a la capilla ardiente para darle el último díos. “Es la alumna que todo profesor quería tener”, dicen.
Presencia de las autoridades
Al velatorio acudieron también el presidente de la comunidad, Adrián Barbón, el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, y la delegada del Gobierno, Delia Losa. Las autoridades se han pronunciado rechazando el abominable crimen y mostrando su pesar a la familia. El suceso ha sacudido a toda la comunidad.
Erika volvía del instituto el pasado martes cuando presumiblemente fue abordada por su vecino en el rellano de la escalera. Erika vivía en el cuarto piso mientras que Igor, un moldavo de 32 años, residía en el primero. El acosador la apuñaló y se atrincheró en su vivienda con el cuerpo de la víctima.
Alertado por la ausencia de Erika, su padre bajó al portal y encontró su chaqueta junto a un reguero de sangre. El rastro llevaba hasta la puerta del piso de Igor, y llamó a los agentes que lograron acceder por una ventana trasera. Dentro encontraron a la adolescente muerta y al agresor con heridas muy graves.
Conocía todos sus movimientos
La investigación ha desvelado que Igor estaba obsesionado con la menor y llevaba tiempo acosándola. Conocía todos sus movimientos: las horas que llegaba y las horas que salía, y que siempre subía a pie por las escaleras. Ayer aguardó agazapado y la abordó cuando ella llegaba del instituto.
Antes de ser detenido se autolesionó, y tuvo que ser intervenido de urgencia en el Hospital Universitario Central de Asturias. A pesar de la gravedad de su situación, en las últimas horas ha mejorado gracias a varias transfusiones de sangre. Sigue custodiado por la policía, a la espera de que pueda declarar.
El detenido presentaba también heridas propiciadas por la víctima, lo que demuestra que Erika se defendió hasta el final. Sin embargo estaba a merced de un depredador, que ya había acosado a otras chicas. Erika es una víctima más del machismo, que esta misma semana se ha cobrado otras dos víctimas.