Fin de semana movido en La Moncloa, donde los dos partidos del Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, se reunieron para discutir las enmiendas a los presupuestos presentadas por el resto de los partidos. Fue en esa reunión donde Iglesias dio un golpe encima de la mesa exigiendo a Pedro Sánchez extender la prohibición de los desahucios.
Este es el tema que ha enfrentado a los dos líderes visibles de este gobierno, el presidente y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos y vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Pero la cosa está yendo a más.
Pablo Iglesias le ha pedido a Pedro Sánchez tomar una decisión ya con los desahucios o, de lo contrario, Podemos seguirá aireando su malestar con el resto del Gobierno. Un ultimátum que amenaza por tirar por la borda todos los esfuerzos realizados hasta ahora por Sánchez para impedir que las diferencias dentro de la coalición pongan en riesgo al Gobierno.
Los representantes de la formación morada ponen a Pedro Sánchez contra las cuerdas. El pacto que le han ofrecido consiste en alargar la prohibición de los desahucios y el corte de suministros básicos a las rentas más vulnerables a cambio de dejar de airear las guerras entre los ministros, que aparecen cada dos por tres en los medios.
La situación se está volviendo irrespirable en el seno del Gobierno. Entre otras cosas porque los sectores enfrentados se acusan entre sí de llevar a cabo una guerra mediática, mientras Sánchez llama al orden y pide lavar los trapos sucios en casa. Consciente de que el Gobierno de coalición se encuentra en un momento clave, el presidente quiere tenerlo todo bajo control.
Pero la grieta entre el sector económico, liderado por la ministra de Economía, Nadia Calviño, y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, y el sector de Podemos, encabezado por Pablo Iglesias, no hace más que agrandarse.
Pedro Sánchez sabe que superado el trámite de los presupuestos el Gobierno de coalición quedará apuntalado, e intenta acallar los conflictos entre sus ministros. Pero por otro lado, Pablo Iglesias también sabe que tiene una oportunidad de oro para sacar adelante medidas estrellas de su agenda social, como parar los desahucios y los cortes a suministros básicos.
Por eso se han muestro dispuestos a retirar la enmienda que ha presentado junto a ERC y Bildu para paralizar los desahucios si alcanzan un acuerdo en el seno del Gobierno para tramitar la propuesta a través del decreto ley.
Podemos también está dispuesto a revisar los términos de su propuesta y alcanzar un acuerdo intermedio. Todo pasa porque los socialistes acepten sentarse hoy a negociar. Sánchez ya ha recibido la propuesta y está dispuesto a ceder en esa cuestión, y aceptar así las demandas de Podemos, ERC y Bildu.
Ayer mismo el presidente aseguró que «el Gobierno garantiza que no va a haber desahucios y ya están prohibidos hasta el 31 de enero del próximo año, con independencia de que podemos ir prolongando medidas en los próximos años».
No habrá cambios en el Gobierno
Hoy es la fecha marcada en rojo para que PSOE y Podemos se sienten hablar. Mañana se empezarán a negociar las enmiendas en la comisión parlamentaria de los presupuestos. El dictamen final y las enmiendas que salgan adelante se debatirán entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre.
Este es el calendario que han marcado PSOE y Podemos para lograr los apoyos necesarios para sacar adelante las cuentas. La formación morada quiere una reunión donde esté el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, junto con la secretaria de estado para la Agenda 2030, Ione Belarra, y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos.
Si la negociación no sale bien, Podemos amenaza con seguir aireando el malestar, aunque Sánchez quiso zanjar los rumores de ruptura en su declaración ayer: «Todos son ministros del Gobierno, no de uno u otro partido. Todos tienen mi total confianza y mi empatía. A mi juicio, la unidad de la izquierda es una buena noticia para el país».
Sánchez alejó el fantasma de una crisis de Gobierno y negó su intención de hacer reajustes en Moncloa. Una opción que se baraja desde hace meses pero que el presidente ha descartado a corto plazo. Si hay cambios, no será antes de la aprobación de los presupuestos, prevista para el 23 de diciembre.
Según las alianzas establecidas hasta hoy, PSOE y Podemos cuentan con 163 votos que podrían ser suficientes para superar por la mínima la votación final. Además, cuentan con que algunos partidos que aún no han confirmado su apoyo puedan acabar absteniéndose, facilitando así la aprobación de las cuentas.