Rusia lleva ya unos cuantos días teniendo en su punto de mira a la ciudad de Mariúpol. Las tropas de Putin van camino de borrarla del mapa, con virulentos ataques desde hace una semana. Los rusos dieron un ultimátum a Ucrania para que entregaran lo que queda de ella, pero la respuesta ha sido negativa.
Las autoridades de este país no están por la labor de ceder. En este territorio costero se está produciendo "una catástrofe humana", asegura el Ministerio de Defensa ruso. Responsabilizan a Kiev de recurrir a "mercenarios extranjeros" y "bandidos" para mantener como rehenes a cientos de personas en la ciudad.
Insisten desde Rusia en que "todos los que lo hagan, tienen garantizado un paso seguro fuera de Mariúpol". Recuerdan desde Moscú que son las "autoridades locales las que tienen la oportunidad de tomar una decisión y pasarse al lado del pueblo". De lo contrario, "el tribunal militar que los espera es solo un poco de lo que merecen por sus terribles crímenes", añaden.
En Ucrania rechazaron esta madrugada el ultimátum dado desde el Kremlin. "No se puede hablar de rendición de ningún tipo, de dejar las armas", apuntó la viceprimera ministra del país. Les pidió que dejaran de perder el tiempo con "cartas de ocho páginas y abran un corredor".
Define este movimiento de los rusos como una "manipulación consciente", considerando una "toma de rehenes", lo que sufren los vecinos de Mariúpol. En los últimos días los ataques han ido en aumento, en donde Rusia ha tratado de exhibir su potencial militar. De hecho, este domingo utilizaba por primera vez los misiles hipersónicos.
Lo hacía sobre zonas civiles en el oeste de Ucrania, próximas a la frontera con Polonia. Esta ciudad costera fue en todo momento uno de los grandes objetivos de Putin. Consiguieron hacerse con el puerto, el centro y tres barrios del municipio.
Mientras tanto, los ciudadanos trataban de huir de los bombardeos como podían. Dejaban atrás sus vidas escapando a través de los corredores humanitarios. Después de 25 días de guerra, es uno de los lugares más afectados por los ataques, dejando muchos muertos y heridos en este tiempo.
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Rusia, no obstante, ha visto frenada su ofensiva en los últimos días. No han conseguido los avances deseados, como recoge un informe del Ministerio de Defensa de Reino Unido. En vista de eso decidieron cambiar de estrategia.
Ahora han puesto su punto de mira sobre la población civil, a la que atacan de manera indiscriminada con gran violencia. Mariúpol no consigue quitarse de encima el cerco ruso.
Los ciudadanos de esta ciudad, que tenía una población de 400 000 personas, tratan de sobrevivir como pueden. Se estima que hasta el sábado habían conseguido salir de ella 24 000 personas.
Los que no pudieron marcharse no solo están afectados por los continuos bombardeos. La ciudad lleva estrangulada desde hace semanas, sin agua, luz y gas. Los alimentos también empiezan a escasear.
Rusia no parará hasta hacerse con un territorio clave
Rusia no tiene previsto detener sus ataques a Mariúpol hasta que consiga hacerse con ella. La situación allí es calificada de "catastrófica" por parte de la Cruz Roja y Médicos sin Fronteras. Se estima que todavía puede haber viviendo en ella 300 000 ciudadanos.
Explican que cuatro buques de guerra han bombardeado este territorio desde el mar. Esto les ha permitido hacerse con el control de la ciudad y de la mayor planta metalúrgica de Europa, la de AzovStal.
Las tropas de Putin aseguraron que si cedían este espacio habría un alto el fuego. Así se facilitarían las evacuaciones a otros lugares. Pero según las autoridades de Ucrania, la actuación ha sido otra.
Acusan a Rusia de capturar a población civil y deportarla hasta allí. "Es muy difícil imaginar que en el siglo XXI las personas sean trasladadas a la fuerza a otro país", denunció el alcalde de Mariúpol.