La Guardia Civil investiga el macabro hallazgo de unos restos humanos en una finca de Olesa de Montserrat (Barcelona). Los agentes han confirmado que los huesos pertenecen a la hermana del propietario de la finca. Se trata de una mujer de 53 años que desapareció de manera forzosa hace tiempo.
Durante diez años no hubo ninguna denuncia por la desaparición de esta mujer, y el caso pasó desapercibido. El pasado mes de noviembre, un detalle puso a la policía sobre la pista de este caso. Sin embargo tenían muy poca información y rastrearon varios puntos de la geografía española y países del entorno.
Finalmente y tras varias semanas sin avances relevantes, los agentes encontraron unos restos humanos en la finca del sospechoso. Las pruebas de ADN han confirmado que se trata de la mujer desaparecida. La principal hipótesis es que su hermano la mató y la enterró en el patio de casa.
Una investigación complicada
La Guardia Civil empezó a buscar en noviembre a J.S., una mujer de 43 años desaparecida en 2012. Nadie había denunciado su desaparición, ni tan siquiera su hermano con quien vivía en la misma casa. Inicialmente trabajaron con la idea de que la mujer seguía viva en algún lugar de España.
Todos los familiares de la mujer habían perdido contacto con ella antes de la desaparición, y los vecinos de Olesa tampoco notaron su ausencia. Fue uno de los familiares de la mujer el que, a raíz de la investigación, formalizó una denuncia ante la Guardia Civil. Todo dio un giro el pasado 3 de marzo.
Los agentes encontraron los restos humanos de una persona con signos de muerte violenta. Estaban en el subsuelo de una caseta en el interior de la finca donde vivía el hermano de la desaparecida. Los dos habían compartido convivencia y mantenían una estrecha relación hasta la desaparición.
En el subsuelo del cobertizo
Los agentes de la Guardia Civil sospechaban que el cuerpo sin vida de la mujer podía estar en la finca de su hermano. Los especialistas descartaron la posibilidad de un enterramiento tras realizar una prospección con georradar. Entonces decidieron recurrir al trabajo de los perros expertos en hallar restos humanos.
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Dos guías y sus perros entrenados para localizar restos biológicos y cadavéricos recorrieron la zona detenidamente. Los canes marcaron una zona cubierta de escombros dentro de un cobertizo junto a la vivienda. Tras limpiar la loza observaron un hueco que llevaba a un subsuelo inferior, cubierto de agua.
La exploración dio como resultado el hallazgo de unos restos humanos compatibles con los de la persona que buscaban. Se realizó una inspección técnica ocular que determinó la existencia de indicios criminales, y se practicaron pruebas en la escena del crimen. La prioridad era identificar a la víctima.
En prisión provisional
Los resultados de ADN han confirmado que los restos pertenecen a la mujer desaparecida hace diez años. Así lo ha confirmado el laboratorio de criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil, tras las pruebas científicas practicadas. La Guardia Civil procedió a la detención del propietario de la finca.
El hombre, acusado de un presunto delito de homicidio con agravante de parentesco, pasó a disposición judicial el 6 de marzo. La juez decretó su ingreso en prisión provisional mientras continúan las pesquisas de la policía. Los agentes tratan de demostrar cómo ocurrió este crimen ocultado durante años.
El detenido tiene 61 años y era el pariente más cercano de la víctima. El tiempo transcurrido desde la muerte de la mujer y el estado en el que se encuentra el cadáver complican la labor de los agentes. Creen que el hombre mató a su hermana, pero ahora tienen que demostrarlo y no será nada fácil.