Contra todo pronóstico, Ucrania está consiguiendo plantar cara a la invasión de Rusia dos semanas después. La heroica defensa del país por parte del ejército ucraniano y miles de voluntarios ha sorprendido tanto al Kremlin. También al resto del mundo, donde su lucha ha despertado un sentimiento de solidaridad.
Pero una cosa son las afinidades y otra la frialdad de la política, que muchas veces no se ajusta a lo esperado. Ayer fue un día duro para Ucrania, que recibió un baño de realidad diplomática con un revés que no esperaba. La Unión Europea ha rechazado la petición de adhesión realizada hace unos días.
El gobierno de Kiev espera una respuesta afirmativa de Bruselas para aplacar el ímpetu de Vladimir Putin. Además, en las últimas horas han recibido un mensaje desde Moscú que complica y mucho la situación. No aceptarán un alto al fuego para establecer corredores humanitarios o negociar el fin de las hostilidades.
Mazazo para Ucrania
El plan de Vladimir Putin era una invasión relativamente rápida sin apenas resistencia del pueblo ucraniano. En ese plan ideal, Ucrania se rendiría y se avendría a negociar las condiciones del Kremlin. Es decir, la desmilitarización del país y el compromiso de no albergar tropas de la OTAN.
Pero Putin no contaba con la feroz resistencia del pueblo ucraniano, que lleva quince días complicando mucho las cosas al ejército ruso. Eso ha despertado las simpatías de Ucrania en el mundo. Algo que el gobierno de Kiev aprovechó para pedir la adhesión a la Unión Europea y hacer un frente conjunto contra Putin.
El presidente Volodimir Zelenski lleva días denunciando el abandono de Ucrania por parte de la comunidad internacional. Ayer recibió la mala noticia. La Unión Europea ha rechazado la petición de iniciar un proceso de adhesión exprés, y el país seguirá combatiendo solo frente a la furia de Moscú.
El plan de Rusia sigue adelante
La resistencia ucraniana mantiene aún el control de las grandes ciudades, pero el país sigue sometido a un bombardeo feroz. La pregunta ahora es cuánto más podrán resistir las fuerzas militares encargadas de la defensa del país. En los últimos días, Rusia ha incrementado el fuego aéreo, de artillería y de mortero.
A pesar de que no todo ha salido como Rusia esperaba, Putin confía en que la estrategia de desgaste será suficiente para acabar batiendo a la resistencia. Por eso en las últimas horas ha comunicado al gobierno de Zelenski que no declararán un alto al fuego. Esto supone un nuevo revés en las negociaciones bilaterales.
Ucrania confiaba en la concesión de una tregua para abrir corredores humanitarios y un proceso de negociación. Rusia concedió esta semana un alto al fuego momentáneo durante doce horas. Pero fue solo un gesto puntual, y su intención es seguir con las hostilidades hasta el sometimiento total del enemigo.
Europa dice no
Los líderes europeos mantuvieron ayer una cumbre para pactar una respuesta contra la agresión de Putin en Ucrania. La reunión celebrada en Versalles acabó con el rechazo de la petición de adhesión. No existe la unidad suficiente en el seno de los países miembro para avanzar en una decisión de tal calibre.
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Algunos países, como España, defienden la adhesión de Ucrania en unas circunstancias extraordinarias. Pero otros, como Polonia, advierten de que la entrada exprés del país supondría una amenaza para la estabilidad de la unión. Entre otras cosas, porque no cumple con los requisitos económicos.
Además supondría un agravio comparativo para el resto de los países que llevan tiempo pidiendo su entrada en la unión. Por eso, los veintisiete han acordado estudiar medidas alternativas que consigan ejercer una presión sobre Vladimir Putin. Por lo tanto, por ahora, Ucrania permanecerá fuera de la Unión Europea.
Las sanciones no funcionan
La prioridad de los mandatarios europeos es encontrar nuevas formas de presión contra el presidente ruso. La realidad es que las sanciones económicas de occidente apenas han hecho cosquillas a Rusia. Los expertos aseguran que en muchos casos son más perjudiciales para los propios países occidentales.
En la cumbre también se trató la cuestión energética, que tiene un gran protagonismo en la crisis ucraniana. El objetivo de Europa es conseguir una independencia energética respecto de Moscú. Tienen claro que tarde o temprano Rusia cerrará el grifo, y para entonces quieren contar con una alternativa que garantice el suministro.
Pero además, esa independencia energética asestaría un duro golpe a la economía rusa, que perdería a uno de sus principales clientes. En la cumbre se presentaron planes para reducir la importación de gas ruso drásticamente a partir de este mismo año. La idea es sustituirlo por completo en los próximos diez años.
Fracasan las negociaciones
El otro foco estaba puesto en Turquía, donde se celebró la cuarta mesa de negociación con altos funcionarios de los dos gobiernos. Los ministros de exteriores de Rusia y Ucrania mantuvieron una reunión de una hora y media. Al finalizar se constató que las dos posiciones siguen muy alejadas.
Moscú se niega a aceptar un alto el fuego temporal y Kiev insiste en que para iniciar las negociaciones de paz primero hay que cesar las hostilidades. “Estamos dispuestos a hablar sobre garantías de seguridad para el pueblo ucraniano y los estados europeos”, señaló el ministro ruso Sergei Lavrov.
“La lista de exigencias de Rusia no es una colaboración, es un ultimátum”, advirtió el ministro de Ucrania Dmytro Kuleba. Ucrania ha presentado a Rusia un plan con el compromiso de neutralidad del país. Pero denuncian que Moscú no se aviene a negociar estas y otras propuestas que acercarían la paz.