Los ERTE fueron los mecanismos que implantó el Gobierno de España para impedir que, durante el confinamiento de primavera y las posteriores recaídas de la economía como consecuencia del coronavirus, los trabajadores quedaran desamparados y sin trabajo con el que poder seguir pagando sus facturas.
En la teoría, el mecanismo se mostraba suficiente y eficaz para conseguir salvar la economía de muchas familias durante estos meses tan difíciles, donde han cerrado comercios, algunos negocios han tenido que reducir el número de trabajadores y otros siguen cerrados a la espera de que acaben las restricciones más duras.
Pero en la práctica, los ERTE han dado problemas casi desde el día en que se implementaron. En los primeros meses de la pandemia, los ERTE llegaron a tardar semanas e incluso meses en llegar a las cuentas bancarias de las personas que se beneficiaban de ellos.
Después llegó el verano, y aunque muchos negocios siguieron cerrados o con ERTE por la reducción de clientes y la disminución de sus ingresos, la mayoría empezaron a salir del hoyo, reabriendo y recuperando una cierta 'normalidad'. En verano ya hubo mucha gente que no pudo cobrar su paga extra, habitualmente en el mes de julio, porque aún seguían en ERTE.
Otros, que lograron salir de él y ya estaban trabajando, vieron como esa paga extra de verano se reducía considerablemente, al restarle la parte proporcional de los tres meses que muchos negocios estuvieron cerrados. Tras este traspié, muchos españoles esperaban como agua de mayo la paga extra de Navidad, una de las nóminas más esperadas por los ciudadanos porque llega justo en un momento donde también aumentan los gastos, propios de las fiestas navideñas.
Pero llegó octubre, y con él la segunda ola de coronavirus que llevó a varias comunidades autónomas a retomar medidas restrictivas que, si bien no alcanzan el confinamiento domiciliario de entre marzo y mayo, han afectado considerablemente a muchos negocios que se han visto obligados a cerrar, como los bares, restaurantes y locales de restauración o algunos establecimientos comerciales.
A causa de estas restricciones, las empresas han vuelto a pedir ERTE para sus trabajadores, y algunos de ellos siguen en esta situación a las puertas de cobrar su nómina de diciembre, lo que significa que no van a poder cobrar la paga extraordinaria. Las personas que hayan logrado salir del ERTE, pero que hayan estado algún tiempo en esa situación en los últimos meses, tampoco podrán cobrarla íntegramente, sino que deberán conformarse con la parte proporcional.
Ampliación de los ERTE hasta mayo
Las ayudas a los ERTE aprobadas por el Gobierno de España tienen vigencia hasta el 31 de enero, después de que en verano se ampliaran los plazos para permitir mejorar la estabilidad laboral de muchos españoles en plena pandemia.
Actualmente, varios partidos políticos han pedido que los ERTE vuelvan a ampliarse, como mínimo, hasta el 31 de mayo, buscando el mismo objetivo a la vista de que a la pandemia todavía le queda mucho camino.
De hecho, si se cumplen los plazos, los ERTE se aprobarían hasta una vez que termine el segundo estado de alarma, previsto también para el mes de mayo, y cuando una parte importante de la población podría haber recibido la vacuna contra el Covid-19 y estar inmunizada, lo que podría ayudar a suavizar las restricciones de cara a la temporada de verano.
PP y Ciudadanos han pedido directamente, a través de enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, esta ampliación del plazo de los ERTE, algo que desde el propio PSOE ya han asegurado que están dispuestos a estudiar, junto a otras medidas que aseguren evitar la destrucción de empleo.
Infórmate más sobre el coronavirus:
- Las últimas noticias sobre la pandemia en España y el mundo
- Radar Covid: La aplicación de rastreo y cómo descargarla en tu móvil
- Guía coronavirus: 12 pautas para protegerte y actuar ante un contagio