Los investigadores siguen analizando la desaparición y muerte de Anna y Olivia a manos de su padre, Tomás Gimeno. Hasta que aparezcan sus cuerpos, o por lo menos el del padre, todas las hipótesis siguen abiertas.
Aun así, la Guardia Civil sigue pensando que Tomás se suicidó después de acabar con sus hijas y se lastró en mitad del océano. Pero también creen que esa no era su intención inicial, sino que el padre de las niñas quería huir para seguir haciendo daño a Beatriz.
Cada vez está más claro, si es que alguna vez hubo dudas, que Tomás quería hacer el mayor daño posible a su expareja. Finalmente lo hizo con lo que más le duele, con sus hijas, pero sus planes no terminaban ahí.
Él quería huir después de acabar con sus hijas para que el sufrimiento de Beatriz fuese eterno. Su problema es que la noche en la que mató las niñas, aquel 27 de abril, se encontró con la Guardia Civil.
Desafortunadamente, nadie sabía todavía que Tomás no le había entregado las niñas a su madre. Ella no le había denunciado todavía cuando el padre encontró a los dos agentes, que le propusieron para sanción por saltarse el toque de queda.
Cabe recordar que en aquel momento el toque de queda en Tenerife era a las 23:00 horas. Tomás acababa de volver de alta mar, donde ya había lanzado las bolsas con los cuerpos de sus hijas dentro.
Su encuentro con los agentes, según los investigadores, le hizo cambiar de planes. "Lo tenía todo estudiado y lo hizo todo de forma robótica, excepto la última parte, la de quitarse la vida", explican fuentes de la Benemérita.
No es que Tomás se arrepintiese de haber matado a sus hijas, sino que no podía soportar la mala imagen que habría sobre él. Los expertos están convencidos de que el padre de las niñas era una persona narcisista con un gran concepto de sí mismo.
Él se dio cuenta de que cuando la sociedad se enterase de lo que había hecho se iba a convertir en el más odiado. Y su ego no podía soportar eso, según los investigadores. Por eso después de encontrarse a la Guardia Civil cambió de planes.
Como no tenía batería en el móvil, fue a comprar un cargador y volvió a alta mar. La Guardia Civil cree que el hecho de no tener batería no le importaba cuando iba a huir, pero luego lo necesitaba para despedirse definitivamente.
Tomás podría haber sufrido una muerte horrible
Cuando volvió a alta mar, Tomás tardó dos horas más en quitarse la vida. Por lo menos, ese es el tiempo en el que la señal de su móvil estuvo activa hasta que se desconectó. Para los investigadores, el hecho de que tardase dos horas demuestra que no tenía muy claro que quisiera matarse.
Necesitó tiempo para convencerse a sí mismo y para armarse de valor para lastrarse en el mar. En ese sentido, en un principio creían que podría haber optado por la 'muerte dulce', aunque luego la descartaron.
Finalmente, los expertos creen que la muerte de Tomás habría sido todo lo contrario, una de las más dolorosas. Si Tomás se lastró con las botellas de oxígeno, se hundió rápidamente en el agua. Esto habría provocado un aumento de la presión a la que estaría sometido.
A su vez, la presión podría haberle reventado los oídos. Y si hubiese intentado volver a subir, al arrepentirse, habría sido mucho peor. En ese caso, el aire de los pulmones se habría expandido al perder presión y también le hubiesen reventado.
Fuese cual fuese el final que Tomás decidió darse, lo que los investigadores tienen claro es que fue una decisión de última hora. Era una de las opciones que barajaba, aunque su favorita, en principio, era huir y seguir daño a Beatriz.
Ahora solo queda encontrar su cuerpo para que esta hipótesis pueda verse confirmada y la madre de las niñas pueda dejar de tener miedo.