Este domingo, 27 de junio, se cumplieron dos meses desde la desaparición de Anna y Olivia, un caso que ha conmocionado a todo el país. Las dos pequeñas, de 1 y 6 años, respectivamente, se fueron a pasar el día con su padre, Tomás Gimeno.
Aunque no tenían un régimen jurídico de custodia compartida, Tomás y Beatriz, la madre de las niñas, pactaron que pudieran verse con frecuencia. Todo por el bienestar de dos niñas que querían estar tanto con su madre como con su padre. A pesar de eso, el 27 de abril el padre no se las devolvió a su madre como habían hablado.
Le dijo que se habían entretenido cenando con unos amigos y que se las llevaría más tarde, pero Beatriz nunca volvió a verlas. Horas después, Tomás le dijo por teléfono que nunca más sabría nada y que él "se encargaría de ellas".
Beatriz denunció entonces la desaparición de las niñas y la Guardia Civil inició una investigación que todavía está activa. El caso llegó rápido a los medios de comunicación y toda la sociedad española quedó conmocionada por la desaparición de las pequeñas.
A pesar de todo, durante casi dos meses siguió habiendo esperanzas de que las niñas aparecieran. De que Tomás cambiase de parecer, se arrepintiese y se las entregase a su madre. Pero nadie conocía todavía la verdad: los cuerpos de los tres estarían, supuestamente, en el fondo del mar.
Los investigadores empezaron a valorar esa posibilidad después de las pesquisas y los registros de la casa y la lancha de Tomás. A finales de mayo, el buque Ángeles Alvariño se unió a las tareas de búsqueda, rastreando el fondo del mar frente a Tenerife.
No pasó mucho tiempo hasta que, el 14 de junio, apareció el cuerpo de Olivia. Antes habían encontrado un edredón y una botella que pertenecían a Tomás. Meses antes, su lancha y un maxicosi de Anna también aparecieron a la deriva.
Tomás había tirado el cuerpo de su hija dentro de una bolsa de deporte y la ató al ancla de su barco. Junto a ella habría tirado también a Anna en otra bolsa, aunque esta apareció vacía. Los investigadores creen que pudo haberse abierto durante la inmersión, lo que complica que pueda llegar a aparecer.
La sociedad española se encogió todavía más tras la noticia, porque mucha gente todavía tenía esperanzas de que apareciesen. En días y semanas anteriores incluso hubo testigos que decían haber visto al padre y a las dos niñas. Por desgracia, esta teoría fue descartada rápidamente por los investigadores.
A pesar de todo, por la zona no había rastro de Tomás. Después de unos días, el Ángeles Alvariño se trasladó unas millas mar adentro, donde los investigadores creían que Tomás podría haberse suicidado.
Días después aparecieron dos botellas de aire, lo que da esperanzas a poder encontrar su cuerpo y que Beatriz pueda descansar. La madre de las niñas es consciente de que es muy difícil que nunca lleguen a encontrar a Anna. Pero saber que el verdugo de sus hijas está muerto y que no volverá para hacerle nada le permitirá, de alguna manera, pasar página.
"Nunca serán olvidadas"
Después de dos meses de búsqueda, la familia todavía no puede descansar tranquila, como ha reconocido su portavoz, Joaquín Amills. El presidente de 'SOS Desaparecidos' ha recordado en sus redes sociales todo este periplo.
«Hoy hace dos meses que un asesino infame y cobarde terminó con la vida de Olivia y Anna. Ellas son presente y futuro, nunca serán olvidadas», ha escrito en las redes sociales.
A Beatriz ya solo le queda que aparezca el cuerpo de Tomás y cerrar este duro capítulo de su vida. Tiene previsto despedirse de Anna y Olivia aunque el cuerpo de la pequeña no llegue a aparecer. Lo hará en una misa pública cuando la situación epidemiológica lo permita, ya que Tenerife ha subido su nivel de alerta.