Una de las particularidades del Covid-19 es su carácter persistente tras haber superado la enfermedad. Estos meses de pandemia han hecho que muchos estudios hayan salido a la luz sobre las consecuencias que el coronavirus deja en el organismo. Secuelas que en ocasiones no revisten gravedad, pero que en algunos casos deja patente fallos orgánicos que acaba pasando factura.
Estas secuelas son más visibles en varones mayores de 65 años. Pero lo conocido como Covid persistente es más frecuente en mujeres jóvenes. La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y los colectivos de afectados LONG COVID ACTS han efectuado un estudio en aquellas personas que padecen el Covid persistente arrojando nuevos datos sobre las características de estos pacientes.
El Covid persistente hace referencia a pacientes que han pasado la enfermedad pero que continúan teniendo síntomas a largo plazo. Este tipo de personas representan el 10% de los pacientes de coronavirus, lo que se traduciría en más de 80.000 personas. Todas ellas tienen la misma tipología: mujeres jóvenes de entre 35 y 50 años.
Las mujeres las más afectadas
Ser mujer, joven y con síntomas desde hace seis meses es el perfil más común en el estudio. Desde el inicio de la pandemia, la mayoría de mujeres contagiadas en torno a los 40 años ha experimentado síntomas persistentes del coronavirus después de que trascurrieran 185 días desde el inicio del contagio. La encuesta ha recogido una gran cantidad de síntomas siendo los más comunes cansancio, malestar general, dolor de cabeza, falta de concentración entre otros muchos.
Según el estudio realizado una persona con Covid persistente puede llegar a tener al mismo tiempo cerca de 36 síntomas. Tal y como explica Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta y responsable de investigación de la SEMG, los síntomas se suman día a día: «No se trata de que tengan los 36 síntomas a la vez, sino que la enfermedad va evolucionando y se van sumando y apareciendo síntomas con los días que pasan».
De entre todos los síntomas que se recoge en el informe son las secuelas neurológicas las que representan un mayor riesgo. Se ha hablado mucho sobre cómo el virus afecta al cerebro y ha quedado constatado que el sistema neurológico sufre graves secuelas tras contraer la enfermedad.
«No puedo leer ni dos líneas; es muy difícil de explicar. Trabajo fundamentalmente con el cerebro y no soy capaz de hacer las cosas básicas y normales del día a día. Para mí ha sido como despertarme en un cuerpo menos inteligente y sé que esta tarde, por el esfuerzo, voy a tener que descansar» ha explicado una afectada contagiada por Covid el 18 de marzo y todavía con síntomas.
Dificultades para hacer las tareas del día a día
De las 2.120 personas que han participado en el estudio, 1.834 han desarrollado síntomas a largo plazo o Covid persistente y sus edades estaban comprendidas entre los 36 y 50 años. La mitad han asegurado que su calidad de vida y salud se ha visto gravemente mermadas tras haber superado la enfermedad.
Una gran mayoría afirma que le supone un esfuerzo titánico realizar tareas sencillas propias del día a día como por ejemplo asearse, realizar las tareas del hogar, atender a la familia o ir a trabajar. Por no hablar de los momentos de ocio con amigos o familiares donde el 74,65% confiesa resultarle casi imposible.
Ante este panorama, y atendiendo a la segunda ola en la que estamos inmersos, Rodríguez Ledo, la vicepresidenta y responsable de investigación de la SEMG, ha manifestado su deseo de generar un estudio capaz de identificar qué pacientes de Covid-19 pueden terminar desarrollando síntomas a largo plazo y hallar la causa y un tratamiento específico.