La muerte de Iván Vaquero, madrileño de 39 años, conmocionó a España por la absurdidad con la que el joven perdió la vida. Fue después de recibir una brutal paliza en medio de una discusión por unas pintadas en las paredes de su pueblo, en Velilla de San Antonio, Madrid, que el joven había dejado escritas para su ex pareja.
El día después del entierro de Iván, la policía detuvo al principal sospechoso de su muerte, Alberto J. C., de 26 años. Alberto vivía en uno de los edificios donde aparecieron las pintadas, y según los indicios, le propinó a Iván una paliza cuando discutía con un grupo de adolescentes.
Uno de esos chavales es ahora uno de los testigos claves para esclarecer cómo se produjeron los hechos. Según su relato, Iván perdió la vida después de que Alberto le lanzara una «patada voladora» en el costado y dos puñetazos en la cara que dejaron al joven en el suelo sin conocimiento. Luego fue trasladado al hospital, donde ingresó con vida.
Iván murió como resultado de las heridas. Según la autopsia, recibió una patada en las costillas y cayó al suelo, golpeándose con la cabeza en el bordillo y quedando inconsciente. Gente que conocía a Alberto, el presunto agresor, aseguran que es un aficionado a las artes marciales, lo cual explicaría la naturaleza de los golpes propinados a la víctima.
La discusión se desencadenó cuando Iván vio a unos adolescentes, conocidos en el pueblo por sus fechorías, borrando una de las pintadas. Al parecer, Alberto escuchó la discusión y se sumó a la pelea. También quedó claro que Alberto conocía a los adolescentes, aunque la policía tiene claro que los chavales no participaron en la muerte de Iván.
El testigo que describe la paliza fue clave para la detención de Alberto, ya que en un primer momento le describió como un joven de 23 años, aunque en realidad tiene 26, y dio un dato definitivo: el nombre de una cuenta de instagram donde los agentes pudieron confirmar la identidad de la persona señalada como el autor de los golpes.
'Si preguntan, no habéis visto nada'
La Guardia Civil tomó declaración a varias personas que aseguraban haber presenciado los hechos. Entre ellos, otro testigo asegura haber visto un grupo de diez chicos que tras caer Iván en el suelo se le acercaron y le dijeron: «Si la policía pregunta, no habéis visto nada».
Por ahora solo hay una persona investigada, mientras que el grupo de jóvenes que se encontraba allí esa noche ha declarado en calidad de testigo.
La policía centra sus esfuerzos ahora en determinar si el relato de los testigos coincide con las heridas que aparecieron en el cuerpo del fallecido. Entre otras cosas, permitirá determinar si la paliza fue objeto de una sola persona, o participó más gente.
Alberto, el principal sospechoso, trabaja como reponedor en un supermercado y es propietario de un dogo argentino con el que los vecinos le veían a menudo pasear por la zona. La policía trata también de determinar el motivo de la paliza, aunque parece claro que se desencadenó por las pintadas. Alberto tiene antecedentes por lesiones y violencia de género.
La policía también descubrió restos de sangre en la ropa y las zapatillas de Alberto, lo cual no solo confirmaría su autoría del crimen sino que, además, podrían ayudar a demostrar un delito de omisión de socorro, ya que abandonó el lugar sabiendo que le había provocado lesiones.
Qué significaban las letras
En un primer momento, los vecinos del pueblo creyeron que la muerte de Iván fue provocada por un grupo de adolescentes conocidos por todos y problemáticos. Esto desencadenó una oleada de indignación entre los vecinos, que pidieron justicia y también el fin de los robos y las agresiones cometidos por la banda.
Las especulaciones acabaron con la detención de Alberto y la decisión de la policía de no realizar más detenciones, al sospechar que se trataba de un único autor. Empezó entonces otro debate en el pueblo: qué querían decir las pintadas que llenaron las paredes de Velilla durante dos semanas, antes del fatal desenlace.
Al principio, Iván empezó a escribir las cuatro letras «TQMT» en rojo, que luego se convirtieron en «No TQMT». El día de la muerte de Iván habían empezado a aparecer nuevas pintadas, esta vez en color azul, con amenazas dirigidas a un hombre: «te quiero matar», «mantenido», «enano», «paticorto».
Las primeras letras eran un código entre Iván y su ex pareja, Diana, cuando estaban juntos, y significa «Te Quiero Mi Todo». Iván las empezó a escribir al volver a su pueblo tras la ruptura, pero luego quiso transformar los mensajes en venganza y lo cambió por «No TQMT». Finalmente, empezó a dirigirse a la pareja de Diana, con los insultos en azul, hasta que se cruzó con Alberto y la discusión acabó a golpes.