Eduardo Camavinga se convirtió hace un par de días en nuevo jugador del Real Madrid. El centrocampista, de 18 años, es una de las grandes joyas del fútbol europeo. Pero para llegar a la élite no lo tuvo nada fácil.
Acumula un par de temporadas en la primera división francesa, además de unas cuantas internacionalidades con la selección gala. De hecho es el jugador más joven en debutar con ella, con apenas 17 años y 9 meses.
Eduardo Camavinga reúne todas las condiciones para convertirse en una estrella. Se desenvuelve con facilidad en el puesto de pivote y de interior, destacando por su físico y su técnica. Además finalizaba la próxima temporada contrato y se presentaba como uno de los chollos del mercado.
En el club blanco sabían que de no firmarle ahora, lo más probable es que su precio se disparara. Ya fuera porque renovase con el Rennes o porque recalase en otro conjunto. Estiman que su coste se elevaría hasta los 100 millones de euros.
De ahí que en los últimos días hayan acelerado las conversaciones para hacerse con sus servicios. Conocedores también del interés de otras entidades como el Manchester United o el PSG.
Eduardo Camavinga no se olvida de sus orígenes. De lo mal que lo pasó su familia durante su infancia.
Nació en un campo de refugiados al norte de Angola. Con apenas 2 años huyó de la guerra con destino a Lille, en compañía de sus padres y de sus cuatro hermanos.
Cubrieron un recorrido de 6000 kilómetros que les acabaría cambiando la vida. Con el tiempo se asentarían en una localidad a 50 kilómetros de Rennes. Allí fue donde tuvo la oportunidad de dar sus primeras patadas a un balón.
Sintió cierto interés por el judo, pero fue su madre la que le animó a empezar en el fútbol. Su primer equipo federado fue el Drapeau de Fougeres, cuando tenía 7 años. Cuatro años más tarde su talento no pasaría desapercibido para los ojeadores del Rennes, que hicieron todo lo posible por incorporarlo a sus filas.
Eduardo Camavinga, la esperanza de la familia
Sus padres aceptaron que hiciera una prueba con uno de los equipos de categorías inferiores. Eduardo Camavinga se presentaba como la gran esperanza de la familia. Habían visto como recientemente se había quemado su casa, y el joven tenía cualidades para despuntar en el deporte.
A los 11 años ya demostraba tener una especial habilidad con el balón, destacando sobre el resto de niños. En vista de esto, los responsables de la escuela deportiva no le dejaron escapar. Desde entonces, su progresión fue imparable.
En apenas 5 años consiguió plantarse en la élite del fútbol galo. Debutó en Primera División a los 16 años, firmando su primer contrato profesional y dio el salto a la selección absoluta. Todo en cuestión de meses.
A ello se le añade el contrato millonario que se selló con la firma deportiva Nike. Ahora en el Madrid intentará demostrar su potencial, dejando atrás la condición de promesa para convertirse en una realidad.
El club blanco llevaba varias temporadas siguiendo las evoluciones de Camavinga. Había sido una petición de Zidane, que lo veía como la pieza esencial para potenciar con músculo su centro del campo.
Las bajas del equipo en esta zona del terreno de juego y la negativa del PSG de desprenderse de Mbappé aceleraron la compra. Llega a la entidad madrileña por un precio de 30 millones, una cantidad baja si se tiene en cuenta el estado del mercado.
Ahora tendrá que ganarse un puesto plantándole cara a jugadores como Kross, Modric, Casemiro o Fede Valverde.