Es una realidad que cada vez se suman más adeptos a los deportes de riesgo y adrenalina como es el caso del salto al vacío en paracaídas. En este sentido, son muchos los riesgos que esta práctica pueda entrañar, tanto es así que, una empresa de paracaidismo ubicada en California deberá indemnizar con 34 millones de euros a la familia de Tayler Turner, un joven de 18 años que murió practicando esta actividad, en un salto de más de 4.000 metros en el que su paracaídas no se abrió. No solo él, sino que también falleció el instructor que le acompañaba y que no contaba con el título oficial que le permitía el poder realizar el salto en tándem.
Un día que parecía perfecto, todo un sueño para Tayler. Ese mismo día, el joven que cumplía 18 años de edad, decidió cumplir su sueño de lanzarse en paracaídas. En ese momento cuando el joven se subió al avión, acompañado de su instructor del salto sin conocer que este no tenía el título para poder realizarlo. Cuando llegó el momento el paracaídas no se abrió y tanto Tayler como el instructor fallecieron en el acto.
«No se hizo como un salto preparado, parecía un grupo de personas que se juntaba los fines de semana para pasar el rato», ha afirmado el abogado de la familia sobre el terrible desenlace.
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Tras el fatal desencadenante, la empresa californiana responsable del salto y de poner un instructor sin título, ha decidido indemnizar a la familia del de 18 con un aporte económico de 34 millones de euros que, aunque el dinero no pueda devolverle la vida a su hijo, la madre de Tayler afirma que «es satisfactorio ver que hemos podido hacer algo, que hemos hecho justicia por nuestro hijo».
Así mismo, ha sido la propia familia del niño la encargada de informar que el dinero proporcionado en la indemnización será invertido en una fundación para que así su caso no se vuelva a repetir en ninguna otra familia y, por supuesto, para que no caiga nunca en el olvido el recuerdo de Tayler Turner.
Los saltos en tándem
Lo cierto es que cuando una persona se está preparando para hacer este tipo de actividad extrema por primera vez, una de las preocupaciones más comunes es el del nivel de seguridad que ella conlleva. Por ello, desde los distintos centros oficiales, se trata de que la seguridad en paracaidismo es absoluta y la misma, con los alumnos paracaidistas, se extrema todavía más. Los propios equipos de paracaídas están totalmente diseñados con el alumno en mente y, además, están equipados con sistemas específicos que garantizan al máximo posible la fiabilidad.
En los últimos años, el paracaidismo como práctica deportiva sigue mejorando su récord de seguridad. Los últimos datos registrados en 2015, la USPA estimó 21 accidentes mortales de paracaidismo en los Estados Unidos de aproximadamente 3,5 millones de saltos, lo que supone un índice de 0,0006 accidentes por cada 100 saltos realizados. Según el Consejo Nacional de Seguridad de los EE.UU., sería más probable que una persona muera golpeada por un rayo o picado por una abeja antes que saltando en paracaídas.
A pesar de todo lo anterior, no hay que pasar por alto que el paracaidismo es un deporte extremo y que conlleva peligros implícitos, por lo que, a la hora de practicar esta disciplina, es esencial el contar con la experiencia de profesionales con la capacidad de gestionar esos riesgos para minimizarlos al máximo, y para lograr, de esta manera, que el salto en paracaídas se convierta en una de las mejores experiencias jamás vivida.