Hace seis meses, el abuelo Mohamed, de 64 años, y sus dos nietos de 13 y 15 años, se mudaron a un piso de Las Rozas. Hace dos meses, una limpiadora llamada Sonia, de 42 años, entró a vivir con ellos. Ayer apareció estrangulada en la bañera, y el mayor de los nietos confesó el crimen ante la policía.
Todo apunta a que el adolescente mató a la inquilina por la mañana, mientras esta se estaba duchando. Luego metió algo de ropa en una mochila y salió de casa con la clara intención de fugarse. Gracias a las cámaras de seguridad del ayuntamiento pudieron localizarle y detenerle como presunto autor.
“Me venís a buscar por lo de la bañera”, fue la confesión del menor detenido por el crimen de Las Rozas. En contra de lo que se creía inicialmente, Sonia y Mohamed no mantenían ninguna relación sentimental. El adolescente mató a la inquilina presuntamente porque no quería irse de casa.
La llegada de Sonia lo alteró todo
Sonia Francisca nació en Benidorm (Alicante), pero hace ya años que se mudó a Las Rozas (Madrid). Allí conoció a Mohamed, y hace dos meses se instaló en el piso que este alquilaba desde hacía seis meses en el barrio. Sin embargo no eran novios, ya que él mantiene una relación con una mujer llamada Xarini.
En cuanto a ella, había desempeñado todo tipo de trabajos y hacía poco que había roto su relación sentimental con otra mujer. Había trabajado como camarera y cuidadora de ancianos, y ahora se ganaba la vida limpiando pisos. No pagaba el alquiler, y el contrato de alquiler estaba a nombre de Mohamed.
La llegada de Sonia al núcleo familiar fue mal vista desde el principio. La convivencia entre cuatro personas dentro de un pequeño piso se hizo asfixiante, y no tardaron en aparecer las discusiones. Los nietos le pidieron que se fuera de casa, y cuando ella se negó surgieron las amenazas y una terrible venganza.
Discusiones frecuentes
Aunque las discusiones entre los inquilinos eran frecuentes, en los últimos días reinaba una extraña calma. Era pura apariencia, ya que en el número 12 de la Avenida Constitución se estaba gestando una tragedia. Antes de cometer el crimen, el mayor de los nietos lanzó una premonitoria amenaza contra Sonia.
El miércoles por la mañana el joven tenía que estar en el colegio, pero se quedó en casa a solas con Sonia. Fue entonces cuando presuntamente la estranguló con el cable de una plancha mientras se duchaba. Cuando su hermano pequeño volvió del colegio encontró el cadáver de Sonia en la bañera.
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No había nadie más en casa y el chico se lo contó a su abuelo, que dio la voz de alarma a la policía. Los agentes revisaron las cámaras de seguridad del ayuntamiento, y vieron al presunto asesino saliendo del bloque de pisos. El chaval iba apresurado y ataviado con una mochila negra que fue clave para su detención.
La detención del asesino
Tres horas después del hallazgo fue localizado en las inmediaciones, y quedó arrestado tras haber confesado los hechos. La policía busca ahora los objetos que llevaba en la mochila y que abandonó por el camino. Además, tenía marcas en los brazos compatibles con haber tenido un forcejeo con la víctima.
El adolescente pasó la noche en el calabozo y el caso ha pasado a manos de la Fiscalía de Menores. La policía científica estuvo recabando pruebas en el lugar del crimen y tomaron declaración al presunto autor de los hechos. Mientras, en el ayuntamiento de Las Rozas se guardó un minuto de silencio por Sonia.
Los vecinos vieron al abuelo y al pequeño de sus nietos en el parque de enfrente del bloque donde viven. Tenían el rostro abatido e iban acompañados por una mujer de mediana edad, que al parecer es la madre de los menores. Los investigadores tratan ahora de atar los cabos sueltos de este macabro suceso.
Creen que lo planeó todo
Los investigadores creen que el menor pudo haber planificado el crimen para que pareciera un suicidio, pero tampoco descartan el brote psicótico. También intentan esclarecer la verdadera relación que unía a la víctima con el abuelo. Creen que el menor pudo haber actuado por celos hacia Sonia.
El suceso ha causado una gran conmoción en la comunidad de vecinos, donde aseguran que últimamente no se escuchaban discusiones. Apenas veían a la familia de marroquíes, más que algunas veces cuando los niños entraban y salían. Iban siempre en pijama y zapatillas, y el mayor era muy corpulento.
Sonia Ruiz Miralles tenía 42 años, estaba separada y tenía una hija de nueve años. En cuanto a Mohamed, tiene antecedentes por tráfico de drogas y violencia de género. El crimen se habría producido pues en un entorno conflictivo, en el que al parecer Sonia intentaba imponer unas normas.