Plano corto de las manos de un hombre de avanzada edad apoyadas sobre su rodilla

La situación real de las pensiones en España: 3 motivos para estar preocupado

El déficit acumulado, el envejecimiento de la población y la crisis del coronavirus amenazan la sostenibilidad del sistema

El Gobierno está a punto de entregar a Bruselas el plan de reforma de las pensiones en España. Culminará así un largo proceso que empezó con la aprobación en octubre del 2020 de las recomendaciones del Pacto de Toledo, que supone un compromiso conjunto de partidos y agentes sociales sobre la reforma del sistema público de pensiones.

Pero en estos meses se ha evidenciado la dramática situación en la que se encuentran las cuentas. El ministerio de Seguridad Social intenta hacer malabares para incluir propuestas que, a la práctica, supondría un recorte de las pensiones, pero a la vez quiere satisfacer las demandas de empresarios y sindicatos, sin acabar de convencer a nadie.

El sistema público de pensiones en España atraviesa una crisis estructural originada sobre todo por el déficit acumulado (más gastos que ingresos), el problema demográfico (cada vez hay más jubilados y menos trabajadores), y la crisis económica (cada vez hay menos afiliados a la Seguridad Social). 

Esto lleva a muchos expertos a considerar que el sistema está en quiebra, aunque otros son optimistas y recuerdan que el Estado está detrás y que de cualquier modo el sistema no petará. ¿Cuáles son los principales problemas del sistema de pensiones en España que dan motivos para la preocupación?

1. El sistema está en déficit

El dato se ha conocido hace poco: los Fondos de la Seguridad Social tuvo el año pasado un déficit de casi 30.000 millones de euros, a los que hay que sumar los 20.000 millones que puso el Estado de su bolsillo y los 85.000 millones de deuda. Unos datos catastróficos que señalan la situación crítica en la que se encuentra el sistema público de pensiones. 

La situación es tal que, según Enrique Devesa, Doctor en Economía, puede decirse que el sistema está en quiebra: «No sólo es este año, desde septiembre de 2012 el sistema de pensiones acumula déficits, y esto se está poniendo muy negro. Lo peor es que las medidas que se están tomando van destinadas a aumentar el gasto».

El déficit supone que hay más gastos que ingresos, y cuando se acumulan varios ejercicios en déficit la única situación es endeudarse. Esto es lo que pasa con las pensiones, a pesar de que el Gobierno dice que estamos mejor que hace un año, y que el Estado dispone de los fondos de reserva, aunque estos han empezado también a agotarse.

Una solución que proponen muchos expertos son las cuentas nocionales, un sistema que permite adaptarse a las nuevas realidades demográficas, proporciona más información a los trabajadores sobre su jubilación futura y ayuda a hacer compatible la pensión con el empleo. Este modelo pasa por fomentar la inversión privada y el ahorro de los trabajadores.

2. La crisis del coronavirus

La irrupción de la crisis económica derivada de la pandemia ha complicado aún más la situación. Según las previsiones del Gobierno, los ingresos no se recuperarán hasta 2023, y mientras tanto, al haber cada año más pensionistas y con prestaciones más altas por las revalorizaciones, el gasto irá subiendo. 

Algunos datos. En los últimos años, el gasto ha subido unos 7.000 millones anuales. Si en 2019 había un agujero de 18.452 millones, el déficit podría llegar a 40.000 millones en 2023, teniendo en cuenta el aumento anual del agujero. 

En la crisis actual de las pensiones se suman dos factores, el generacional y el económico. Por un lado, el número de pensionistas aumentará con más intensidad durante los próximos años hasta alcanzar los 15 millones en 2048, frente a los 10 millones de la actualidad. Por otro lado, la pandemia ha golpeado al mercado de trabajo minando la afiliación a la Seguridad Social. Y esto pone en riesgo la misma sostenibilidad del sistema.

3. Reforma bloqueada 

Ante la dramática situación de las pensiones, la gran esperanza es la reforma que intenta llevar a cabo el Gobierno. Pero las negociaciones se están encallando por la poca claridad del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que está agotando la paciencia de los agentes sociales, patronal y sindicatos.

Estos se quejan de que el ministro les presenta documentos para firmar poco antes de que venza el plazo, sin dar explicaciones. Escrivá comparecerá el 12 de abril para explicar los avances que se han hecho, pero mientras él defiende que cada vez están más cerca de un acuerdo, sindicatos y empresarios aseguran que «estamos como al principio».

El tiempo de negociación se agota. El próximo 30 de abril finaliza el plazo para entregar a Bruselas el plan de reformas del que depende la llegada de los fondos europeos. En él se deben incluir medidas concretas para reformar el sistema de pensiones y garantizar su sostenibilidad, y además se pide que tenga el mayor consenso posible. Pero Escrivá no tiene ni una cosa ni la otra.

A los empresarios no les gusta la idea de prohibir las jubilaciones forzosas en convenios colectivos cuando los trabajadores cumplan la edad de jubilación. Los sindicatos rechazan la polémica ampliación del período de cómputo de la base reguladora. Y mientras intentan ponerse de acuerdo, los pensionistas siguen sin saber hasta cuándo podrá mantenerse a flote el sistema que garantiza el cobro de las pensiones.