No cabe duda: a principios del mes de marzo de 2020, prácticamente ni los más pesimistas anticipaban la situación que acabaría marcando no tan solo nuestro año 2020, sino una parte importante de nuestras vidas. Desde los más pequeños a los más mayores, la irrupción de la pandemia del coronavirus ha supuesto un verdadero obstáculo para nuestras vidas a todos los niveles. De entrada el sanitario, con centenares de miles de contagios en toda España —y, por supuesto, en toda Europa y el mundo—, con deceneas de miles de personas fallecidas a consecuencia del covid-19 y en las peores circunstancias imaginables: agonizando aisladas y sin poder luchar contra la fatalidad.
El 'día D': 14 de marzo de 2020
Pero el coronavirus también supuso un estricto confinamiento domiciliario para toda España, que se prolongó casi dos meses. Un final abrupto y súbito a las reuniones sociales de todo tipo; un cambio radical en las formas de trabajo, dominadas ahora por las vías telemáticas; y severas limitaciones a la movilidad. Son situaciones, todas ellas, que con etapas de mayor y menor restricción, nos han acompañado hasta día de hoy y, probablemente, lo harán todavía por unos meses más, hasta que la campaña masiva de vacunación consiga el objetivo de alcanzar el 70% de la población a fin y efecto de llegar a la inmunidad de grupo, que eliminaría prácticamente hasta cero los contagios por covid-19.
El 'día D' en que España quedó confinada y se impuso el estado de alarma fue el 14 de marzo de 2020: este domingo se cumplirá un año de la amarga efeméride. Se iniciaban entonces semanas de mucha incertidumbre, con quince días incluídos de permiso laboral retribuído a la mayoría de sectores económicos de nuestra sociedad, algo que posibilitó un inédito parón total de la actividad en nuestro país, a excepción de las actividades esenciales. Todo ello logró finalmente el objetivo: doblegar la famosa 'curva' y controlar la epidemia en España ya en el mes de mayo, cuando las restricciones iniciaron un nuevo proceso de relajación.
Pero lo cierto es que la puesta en marcha de las medidas fue un visto y no visto. En muy pocas semanas se pasó de relativizar la importancia del coronavirus a ver como el crecimiento exponencial de los contagios en España dejaban al país en vilo y obligaban al Gobierno a tomar medidas contundentes. Todo ocurrió en la segunda semana de marzo, es decir, hace ahora exactamente un año. Pero, ¿que decían justo antes los representantes del ejectutivo central? Es como mínimo curioso comprobar como nadie, tampoco ellos, preveían la magnitud de una pandemia que, sin duda alguna, ha cambiado nuestras vidas.
Las palabras del gobierno hace un año, a pocos días del estado de alarma
En los primeros días de marzo de 2020, el presidente del PP, Pablo Casado, urgía al Gobierno a tomar medidas para evitar un crecimiento de los contagios como el que ya se estaba produciendo en Italia. La respuestade Pedro Sánchez, a fecha de 9 de marzo de 2020, es significativa: «No nos precipitaremos», dijo el jefe del Gobierno, frenando las urgencias de Casado y, por lo tanto, restando importancia al problema. Implícitamente, Sánchez demostraba con estas palabras estar convencido de que las medidas ya tomadas, como medidas en materia de control de turismo y transportes, serían suficientes para evitar una alerta sanitaria en nuestro país. Nada más lejos de la realidad, tal y como se demostró pocos días más tarde.
Hacía muy pocos días que se había cancelado la celebración del Mobile World Congress en Barcelona, un importante evento en el campo de la telefonía móvil, a causa del covid-19, en una decisión que el gobierno calificó como precipitada. Era a mediados del mes de febrero y Pedro Sánchez no dudó en subrayar que «de acuerdo a los expertos y la información disponible, la cancelación no responde a razones de salud pública en España». Una negación de la pandemia que terminó por desmentirse escasos días más tarde. También la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, insistió en señalar que la cancelación del Mobile World Congress fuera un elemento de alarma.
Pero Sánchez y Calviño ni fueron los únicos en meter la pata con declaraciones que menguaban la importancia del virus. También el líder de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, hizo declaraciones que demuestran cómo la situación sanitaria sobrepasó al Gobierno. Ya en mayo, Iglesias reconocía en una entrevista en Antena 3 que el ejecutivo debería haber «actuado antes» y que «no dimensionó» la gravedad de la pandemia.
Iglesias se mantuvo en un segundo plano durante los primeros días de pandemia y fue la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, la gran voz de Podemos que reclamó antes del estado de alarma que los trabajadores se quedaran en casa si tenían síntomas. Ello desató una polémica en el Gobierno y Sanidad pidió que no se dieran órdenes que contradijeran las del departamento entonces aún comandado por Salvador Illa, que en aquel momento no había tomado ninguna medida de confinamiento domiciliario o cuarentenas. Un año más tarde, las palabras del Gobierno parecen irreales pero lo cierto es que el 8 de marzo de 2020, a estas alturas, nadie podía prever lo que pasaría escasos días más tarde. Unas jornadas que nos cambiarían la vida.