Erika Mejía es una mujer de 37 años y de nacionalidad hondureña. De origen humilde, al llegar a España se puso a trabajar cuidando a una mujer mayor en Guadalajara. Tras pasar, desgraciadamente, poco tiempo con la mujer, pues acabó falleciendo y Mejía se quedó sin trabajo. Era en noviembre de 2018 y el futuro para ella se antojaba complicado. Pese a todo, logró otro trabajo: asistenta del hogar de una de las hijas de su anterior jefa.
La hondureña estaba contenta, pues había logrado un trabajo, de 20 horas semanales, pero un trabajo al fin y al cabo. Así, estuvo trabajando en el hogar de la hija de su antigua empleadora hasta que, por desgracia, contrajo coronavirus.
Según ha publicado ‘El País’, la mujer empezó a notar dolores en el oído, después empezaron los dolores de estómago y los mareos. Seguidamente experimentó fiebres de hasta 40 grados y tuvo que ser ingresada en un hospital de Guadalajara para salvar su vida, pues el Covid-19 le había afectado a la función de sus pulmones. En un espacio muy breve de tiempo, cinco días, Erika Mejía se encontraba al borde de la muerte a causa del coronavirus.
Según el citado medio, Erika tuvo que ser ingresada en planta, aunque permanecía despierta y en contacto con sus seres queridos. La hondureña es una de esas personas que son todo bondad y, durante su dura estancia en el hospital de Guadalajara, se llegó a sentir culpable por haberse olvidado del cumpleaños de su nieto.
La mejoría en la mujer no llegaba a pesar del ingreso hospitalario, hasta el punto que tuvieron que ingresarla en la UCI. «Dile a tu madre que creo que me van a meter en la UCI y me van a intubar», fue el mensaje que le escribió, poco antes de ser ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos al hijo de su hermana. Poco después, los médicos se ponían en contacto con la hermana de Erika y le aconsejaban que estuviese preparada para lo peor.
Desde el Hospital de Guadalajara, se pidió con celeridad su traslado al Hospital Puerta de Hierro, en Madrid, ya que advirtieron que no disponían de los cuidados que necesitaba la paciente y se encontraba al límite. Tuvieron que pasar unos días hasta que desde Madrid advirtieron al hospital de que ya podría realizarse el traslado tras haber insistido en ello en varias ocasiones.
El heroico traslado de Erika
Fue entonces cuando se dispuso todo para llevar a cabo uno de los traslados más complejos en el ámbito sanitario en España durante la crisis del coronavirus. Un helicóptero del Summa 112, del servicio de urgencias madrileño, llegó al helipuerto del centro sanitario manchego para trasladar a dos médicos y dos enfermeros especialistas en este tipo de dolencias y traslados.
«Había que intentarlo», manifestaba el jefe de Servicio de Cuidados Intensivos. Además, según ‘El País’, otros dos médicos realizaron el traslado hasta el centro de salud madrileño en ambulancia.
Para realizar el traslado de la paciente, tuvieron que tomar medidad de seguridad extrema, pues el estado de salud de Erika era muy delicado y se sumaba el hecho de tener que realizar el traslado bajo todos los protocolos de seguridad antivírica, para no contagiarse ellos tampoco. No fue fácil, pero acabaron consiguiendo meterla en el helicóptero de la mejor manera posible y, tras ello, iniciar el vuelo hasta Madrid.
Las condiciones de salud de la mujer empezaron a mejorar un poco en cuanto fue conectada a un respirador artificial, lo que bajó un poco el nivel de tensión de la operación de traslado. Tras llegar a Madrid, fue ingresada en la UCI, donde la colocaron boca abajo, según como demuestras recientes estudios, lo cual beneficia a la respiración del paciente. Según la opinión de algunos profesionales, el hecho de que Erika padezca obesidad no ayudó a que el coronavirus fuese menos dañino, al contrario. En ocasiones mueve la cabeza, en estado semiinconsciente, en respuesta a los estímulos que los doctores le envían.
Según uno de los doctores que ha tratado a la mujer: «Se comporta de forma extraña —el coronavirus—. Me sorprende cada día. Da miles de problemas. Afecta a la coagulación, la piel, genera problemas neurológicos, trastornos hematológicos, infartos asociados, ictus, y en pacientes jóvenes y sanos como Erika no te lo explicas», manifestaba al citado medio.
«Llevo 40 y pico años en intensivo. He pasado la colza, el sida… Y, sin embargo, esto es lo más grave que me he cruzado nunca», afirmaba el doctor. «Yo también, y eso que no llevo tantos años», le contestaba la jefa de anestesiología y reanimación.
En la noche del traslado de Erika al centro madrileño, varios especialistas se movilizaron para escolar la caravana de vehículos sanitarios. Cuatro mujeres que allí se encontraban dijeron entre ellas que: «Debe de ser alguien importante».
Todo el operativo se realizó para salvar la vida de Erika Mejía, una mujer hondureña de origen humilde que ha tenido que pasar por una de las peores situaciones de su vida al abandonar su país, dejando a sus tres hijas en Honduras, para venir a España a intentar conseguir una oportunidad de vida más digna para ella y para los suyos.