Mientras Salvador disparaba a diestro y siniestro en las aulas de su antiguo colegio, veía en los rostros de sus víctimas a sus antiguos acosadores. Esta es la principal hipótesis sobre la matanza perpetrada esta mañana en un colegio de Uvalde (Texas). El autor de la masacre, un joven de 18 años, había sufrido bullying en la escuela.
Salvador Ramos tenía ahora 18 años y un carácter antisocial marcado profundamente por el calvario que vivió de niño. Cuando cumplió la mayoría de edad compró dos rifles, y hace unas horas volvió a la que fue su escuela para ejecutar su venganza. El resultado, 19 niños y dos adultos muertos.
En las últimas horas han salido a la luz inquietantes detalles que dejan al descubierto la atormentada personalidad del asesino. Por ejemplo, sus últimos mensajes en Instagram anunciando lo que iba a hacer. O el testimonio de uno de sus amigos, que revela cómo era este extraño joven.
Salvador fue víctima de acoso escolar
Salvador Ramos, nacido en el seno de una humilde familia de origen hispano en Texas, tuvo una infancia traumática. Tenía problemas en el habla (era tartamudo y ceceaba), y además provenía de una familia sin recursos económicos. Esto le estigmatizó en un ambiente social especialmente conflictivo.
Sus compañeros de clase no tardaron en convertirle en centro de las burlas y los malos tratos. Eso fue creando en él una sensación de rechazo social que derivó en una personalidad atormentada, llena de complejos e inseguridades. De ahí surgió su carácter antisocial, y comportamientos cada vez más extraños.
Santos Valdez, amigo de Salvador cuando eran pequeños, ha revelado detalles importantes al Washington Post. Dice que fueron amigos hasta que Salvador empezó a cambiar su actitud. “En una ocasión apareció con la cara llena de cortes, me dijo que se había cortado con cuchillos por diversión”, recuerda.
Detalles de su personalidad
El de Salvador no es un caso aislado, ya que en otras matanzas escolares los asesinos habían sufrido bullying desde pequeños. En este caso, la policía barajó desde el principio dos posibles opciones. Que el asesino fuera un joven atormentado, o que se hubiera radicalizado en internet y tuviera una motivación ideológica.
Allegados suyos aseguran que era un chico tranquilo, aunque detrás de esa calma podía esconderse una personalidad sociopática. Una chica que trabajó con él en la hamburguesería Wendy’s asegura que vio en él una vena agresiva. Había dejado de ir a clase, y había desistido de su graduación.
Otros compañeros de trabajo dicen que era muy grosero con las chicas y que les mandaba mensajes inapropiados. También lo vieron en una ocasión tratando de pelear con la gente en un parque, con unos guantes de boxeo. Lo que nadie pensaba es que sería capaz de cometer un acto tan brutal.
Su último mensaje
La policía ha conseguido reconstruir las últimas horas del asesino, en parte gracias a su cuenta de Instagram. Compró las armas después de cumplir la mayoría de edad, el pasado 16 de mayo. Hace cuatro días subió una foto de las armas alardeando, pero lo más inquietante son los mensajes que envió a una chica.
La joven, que no conocía de nada a este muchacho, recibió una foto de las armas que la dejó estupefacta. “Qué tienen que ver tus armas conmigo”, le preguntó, a lo que él le respondió “estoy a punto de hacerlo”. “Te lo diré antes de las 11, hay un secretillo que me gustaría contarte”, añadió.
La chica, desconcertada, no respondió, pero recibió un último mensaje a las 09:16: “voy a ello”. Cuando vio la noticia en la televisión ató cabos. “La única razón por la que respondí fue porque me asusté”, explica, “ahora me pesa no haberme quedado despierta hablando con él para evitar este crimen”.
La venganza de Salvador
Poco después de enviar el mensaje a esta muchacha, Salvador salió de casa en dirección a su antigua escuela. Antes disparó a su abuela, una mujer de 66 años, que probablemente quiso frenarle al ver sus intenciones. Condujo su camioneta hasta un lugar cercano a la Escuela Primara Robb, y bajó del vehículo.
Iba armado al menos con una pistola y un rifle de asalto, según ha confirmado la policía. Entró en el recinto y empezó a disparar a diestro y siniestro, causando la muerte de 19 niños de entre 7 y 10 años. La mayoría son de origen hispano, como él, y hay también dos profesores muertos.
El joven se atrincheró en el centro después de cometer la matanza, y acabó siendo abatido por la policía. Se da la circunstancia de que esta era la última semana de clase de los niños antes de empezar las vacaciones. El tiroteo ha sumido al país en una consternación y reabre el debate sobre el uso de armas.