Montaje con Emiliano Sala y su hermana Romina

La familia de Emiliano Sala no levanta cabeza: su hermana grave tras fallecer él

Romina, de 29 años, se ha intentado suicidar dos años y medio después de perder a su hermano y a su padre

La desgracia sigue persiguiendo a la familia de Emiliano Sala, el jugador argentino de fútbol fallecido en un accidente aéreo el 21 de enero de 2019. Pocos meses después, en abril, murió su padre. Y ahora su hermana Romina, de 29 años, se encuentra hospitalizada en estado grave.

Romina Sala se encuentra ingresada en el hospital de Santa Fe por un intento de suicidio. Una amiga la encontró con signos de ahorcamiento, y fue trasladada al centro sanitario. Antes de intentar matarse había consumido una gran cantidad de sustancias tóxicas.

La joven intentó quitarse la vida la pasada madrugada en su domicilio de Santa Fe. Minutos antes había estado hablando por WhatsApp con una amiga, que se dirigió hasta su casa. Se la encontró desvanecida en el suelo, con signos de haberse intentado ahorcar.

La amiga llamó a los servicios de emergencia, que consiguieron estabilizarla y llevarla al hospital. Ya en el centro sanitario le hicieron un lavado de estómago y la intubaron. Ahora se encuentra en vigilancia permanente con un grupo de especialistas.

Marcada por la muerte de su hermano

La tragedia de la familia Sala comenzó el día de la muerte de Emiliano. El futbolista perdió la vida en un accidente aéreo en el canal de la Mancha. Tenía 28 años y acababa de firmar un contrato con el Cardiff, un club de la primera división inglesa.

Había desempeñado gran parte de su carrera profesional en Francia, y se desplazaba en avioneta hasta Inglaterra ilusionado con su nuevo futuro. Durante el vuelo, la aeronave colapsó y se perdió su rastro. La encontraron días después a 63 metros de profundidad.

Romina fue una de las grandes impulsoras de la batalla para esclarecer la muerte de su hermano. Ella y su familia trataron de demostrar que el accidente estuvo rodeado de muchas irregularidades. Mientras tanto, la joven se ha ido hundiendo en una depresión.

Fue ella quien viajó hasta Cardiff en enero de 2019 tras la desaparición de su hermano. Ella representó a su familia durante los días que estuvieron buscando la avioneta. Luego emprendió la lucha para esclarecer las circunstancias, y semanas después perdiía a su padre.

Su padre murió tres meses después

Esto es lo que habría desencadenado el intento de suicidio. Ahora sigue ingresada con reservado. «Está con respirador y su estado es crítico. Hay un grupo de especialistas atendiéndola, intentando salvarle la vida», ha dicho el doctor José María Cullen.

Horas antes de intentar quitarse la vida, Romina había colgado en Instagram una foto con su hijo. Solía utilizar esa red social para recordar a su hermano. En diciembre del año pasado, sin ir más lejos, le dedicó unas palabras: «Hay ausencias que crean presencias».

«Te estoy necesitando y lo único que veo son recuerdos contra las paredes de la habitación que paso a despedir», dijo Romina a su hermano fallecido. Esas palabras demuestran lo difícil que le está siendo lidiar con la tragedia. La desgracia se cierne sobre toda la familia.

Tres meses después de fallecer Emiliano, el 26 de abril de 2019, murió su padre de un ataque al corazón. Horacio, camionero de 58 años, sintió un dolor en el pecho y falleció de forma fulminante. Había vivido con especial intensidad la muerte de su hijo.

El último mensaje de Emiliano con vida

Los expertos en aviación aseguran que el trayecto que realizaba la avioneta de Emiliano Sala es muy peligroso. Además, había sospechas de varias irregularidades en ese vuelo. Según las primeras hipótesis, el accidente se produjo por una congelación de las alas y el motor.

Pero el avión no cayó inmediatamente, sino que empezó a colapsar en el aire y estuvo algunos minutos intentando mantener el vuelo. Durante ese tiempo, los tripulantes vivieron con agonía sus últimos momentos con vida. Así lo atestiguan los últimos mensajes de WhatsApp de Emiliano a su familia.

«El avión parece que está por caerse a pedazos», señaló consciente de lo que estaba ocurriendo. Aún así, mantuvo firme la esperanza de salir con vida hasta el último instante: «Mañana por la tarde arrancamos a entrenar de nuevo, a ver qué pasa». 

Pero su última frase, medio en serio medio en broma, acabó resultando premonitoria: «Si en una hora y media no tienen novedades mías, no sé si van a mandar a alguien a buscarme porque no me van a encontrar. Pero ya saben. Papá, qué miedo tengo».