Rocío y Rodrigo, los dos jóvenes impulsores de 'Adolessence'

Rocío y Rodrigo: de la guardería a ser novios, superar el cáncer y ayudar a otros

Han creado un proyecto pionero para que voluntarios puedan acompañar a adolescentes enfermos en el hospital

Rocío y Rodrigo se conocen desde que iban a la guardería. Después de mucho años sin verse, el azar les volvió a unir en el Metro. Fue como si el destino les hubiera querido dar una misión, porque los dos empezaron un romance que les llevó al gran reto de sus vidas, el cáncer, y a la necesidad de dar un sentido a su lucha. 

Tenías 15 años cuando empezaron a salir juntos. Pero el momento de dulzura que supone todo amor a esa edad se truncó por una trágica noticia. Un día él fue a casa de ella para decirle que el dolor tan fuerte que sentía en la pierna era, en realidad, un osteosarcoma, un cáncer de hueso de rodilla. Se les vino el mundo encima. Rocío no podía parar de llorar.

A él lo ingresaron rápidamente en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Allí comenzó las sesiones de quimioterapia durante un año, de 2017 a 2018. A los dos les cambió la vida: en vez de las salidas al cine, las reuniones con amigos y los paseos románticos típicos de esa edad, Rocío y Rodrigo tuvieron que enfrentarse demasiado pronto al temor de la muerte.

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Rocío asegura que «fue muy duro» porque «estamos acostumbrados a asociar cáncer con muerte». Además, dice, se dieron cuenta de que no existe un tratamiento específico para los jóvenes, «o estás en la unidad pediátrica con los niños pequeños o te pasan a oncológicos con adultos, como le pasó a él».

Según cuenta la joven, Rodrigo se sentía fuera de lugar porque el resto de los pacientes eran bastante mayores que él. Compartían poco en común, y el joven se sentía solo. Al principio recibía las visitas de sus amigos, pero poco a poco se distanciaron. Ellos estaban en segundo de bachillerato, un curso muy duro que les exigía mucho tiempo.

Para Rocío tampoco fue fácil. «Me dolía verle angustiado, cómo vomitaba y se sentía cada vez más débil, verle un día sin pelo, tan delgadito». En aquel tiempo sufrieron otro duro mazazo, la muerte de su amiga Lucía: se la llevó el cáncer con sólo 20 años. 

La regla de la balanza

La pareja de enamorados tomó una decisión: ganarle el pulso al cáncer. Rocío iba a clase 9 a 5 de la tarde, y después cogía un tren y un autobús para pasar las tardes con él. Luego volvía a casa a las 9 de la noche, y se ponía a estudiar. Y así todos los días. No faltó ni una vez. «A veces estaba cansado y harto de sus padres o de mí. Me confesó que se sentía en aquella habitación como en una burbuja donde se había parado el tiempo», cuenta ella.

Fue cuando decidieron crear «la regla de la balanza». Si el ánimo de él estaba al 30%, ella tenía que esforzarse en aportar el 70%, y conseguir entre ambos el 100%. A veces era al contrario, ella se venía abajo y él tenía que contrarrestar. Este pequeño juego les cambió la vida: «Empezamos a verlo todo de otra manera, y a pensar en positivo».

Para ellos fue un pequeño avance que les trajo grandes alegrías, el impulso que necesitaban para convertir su dura experiencia en algo positivo más allá de la enfermedad. Rocío y Rodrigo decidieron dar un sentido a su lucha, y de ahí nació «Adolessence», un programa pionero para acompañar a los 9.000 adolescentes que cada año sin diagnosticados de cáncer en España.

'Adolessence', un proyecto pionero

Para evitar que los adolescentes enfermos de cáncer se sientan solos, pusieron en marcha un proyecto pionero. Consiste en reclutar voluntarios interesados en conectar con jóvenes que están en el hospital durante largo tiempo. Los voluntarios reciben formación para saber cómo tratarles, y a partir de ahí pueden visitarles para hacerles compañía.

El motor del proyecto fue «Adolessence» (esencia de adolescente), un perfil de Instagram con el que entraron en el programa Ideas Factory de promoción del talento juvenil y el emprendimiento. Lamentablemente, el coronavirus ha interrumpido el impulso de este proyecto, que espera remontar el vuelo en los próximos meses.

Los dos enamorados no pierden la esperanza: mientras esperan que se vuelvan a reactivar las visitas presenciales a los hospitales, organizan grupos online sobre temas que más interesan a los adolescentes, además de promover otras actividades y juegos. Según Rocío, «lo importante es que estén motivados para su recuperación», y defiende el papel tan relevante que pueden jugar los adolescentes en la sociedad. 

Ella estudia actualmente el último año de la carrera de Publicidad y Relaciones Pública. Él está en un módulo superior de Energías Renovables. Hoy mismo sale a la venta «De aquí a la luna», su primer libro en el que narran sus vivencias y su historia de lucha. Una historia que justo empieza y que puede hacer felices a muchos adolescentes en España.