El caso de la desaparición de Roberto García ha dado un giro importante tras dos años de investigación y muchas incógnitas.
El alguacil jubilado de Casarrubios del Monte (Toledo) está en paradero desconocido desde el pasado 18 de febrero de 2019. Fue una desaparición misteriosa e inquietante cuyos indicios hacían presagiar que no era voluntaria.
Aquella tarde, sus familiares se despidieron de él tras ver un partido de fútbol y el tío Roberto desapareció sin dejar rastro.
"La última vez que le vimos fue el domingo. Fue a ver el fútbol con mi otro tío, como hacían muchas veces. Luego, salieron del bar y se despidieron. Él nunca llegó a casa", relata Almudena García, sobrina de Roberto, al periódico Levante.
Desde entonces, la Guardia Civil ha intentado esclarecer los hechos siguiendo varias líneas de investigación, pero el caso sigue sin resolverse a pesar de la detención de un vecino del jubilado.
La desaparición de Roberto: un coche mal aparcado, robos y un vecino detenido
Los familiares de Roberto se percataron de su desaparición casi al instante. Lo llamaron constantemente sin obtener respuesta y se empezaron a preocupar ante su ausencia.
Habían pasado tan solo dos días desde que lo vieran por última vez en el bar, pero no dudaron en buscarlo y denunciar su desaparición. Las alarmas saltaron definitivamente cuando localizaron su coche en la localidad madrileña de El Álamo, a 6 kilómetros de su casa.
"Estaba mal aparcado y nos llamó bastante la atención porque era una persona bastante metódica. Se daba dos vueltas si hacía falta para dejarlo perfecto. Ese día, el coche estaba entre dos plazas. Le llamamos una vez y no lo cogía, esperamos un poco, cuando dio apagado llegó el horror", relata la sobrina al periódico Levante.
Ya temiéndose lo peor, la familia del jubilado tenía muy claro que no se trataba de una desaparición voluntaria. Una teoría que la Guardia Civil secundó rápidamente cuando descubrieron que a la cuenta corriente del desaparecido le faltaba dinero.
Tras su desaparición, alguien había sacado 300 euros utilizando su tarjeta de crédito en distintos cajeros automáticos hasta en cuatro ocasiones. Era el máximo autorizado por la entidad, por lo que extrajeron un total de 1.200 euros.
Sin embargo, los investigadores no tardaron en descubrir quién se escondía detrás de los robos ataviado con un pasamontañas.
Después de analizar las grabaciones de las cámaras de seguridad, los agentes pudieron identificar a la persona que acudía al cajero con la tarjeta de Roberto.
Se trataba de su vecino de enfrente, Juan José. Un hombre que llevaba 3 meses viviendo en la zona y fue detenido por un presunto delito continuado de estafa y por la presunta desaparición forzosa del alguacil jubilado. Una noticia que conmocionó a un pueblo que tiene menos de 6.000 habitantes.
El sospechoso de la desaparición del jubilado fue puesto en libertad
Tras 4 meses en prisión preventiva, el sospechoso de la desaparición de Roberto fue puesto en libertad y tomó rumbo a Barcelona.
Aseguraba que se había encontrado la tarjeta en la calle y el código pin pegado en un papel. Una declaración que nunca ha convencido a la familia, ya que señalan que el jubilado estaba en plenas facultades mentales.
"Mi tío había vendido una propiedad, había cobrado unos 30.000 euros, quizá quienes le atacaron pensaron que tenía más dinero. Le hicieron algo y, quizá, pensaron que era una persona cuya desaparición no saltaría de inmediato. Se equivocaron. Nosotros, al denunciar, bloqueamos la cuenta, no pudieron sacar más dinero. Le han matado por unos tristes 1.200 euros", insiste la sobrina del alguacil jubilado.
Los allegados del Roberto siguen pensando que detrás de su desaparición se esconde un delito de acción criminal, extorsión y robo. Una teoría que también sustenta la Guardia Civil.
La hipótesis de que pudieron acabar con su vida ha cobrado fuerza y, ahora, la aparición de un nuevo testigo les ha permitido retomar los interrogatorios.
"Nos dijeron que a mi tío le hicieron algo y se deshicieron de su cuerpo por aquí, por la zona. El pueblo donde aparece el coche y el pueblo de mi tío se comunican por caminos. Hay un montón de veredas y sendas por detrás, pero hay gente a todas horas", añadía la sobrina del alguacil esperanzada porque puedan hallar pistas relevantes gracias a los nuevos testimonios.