Una de las novedades que ha traído la pandemia a España a nivel social es la aplicación en muchas empresas de un ERTE. Una medida aprobada por el Gobierno para asegurar que muchos trabajadores pudieran seguir recibiendo parte de su sueldo y que este a su vez no supusiera un gasto para las empresas.
A lo largo de 2020 fueron unos 4.000.000 los españoles que han estado en un ERTE, y en algunos casos que todavía siguen en el mismo, y en pocos días tendrán que afrontar una situación inédita como es hacer la declaración de la renta tras haber pasado por esta situación. Y aunque el Gobierno ha insistido en que no debería suponer ninguna novedad importante en cuanto a las cantidades que se tendrían que pagar o que nos podrían abonar, la realidad es que más de un español se podría llevar una sorpresa.
Y es que el hecho de haber estado en un ERTE a lo largo del año pasado implica que sí o sí tuvieron dos pagadores. En este caso el Servicio Público de Empleo Estatal, el SEPE y la empresa que los tenía contratados, tal y como pasa cuando se va al paro.
Es sabido que uno de los mitos que corren sobre el hecho de tener dos pagadores puede suponer un auténtico imprevisto para los bolsillos de aquellos a quien les toca hacer la declaración, pues siempre se ha creído que implica pagar más. Aunque la realidad, y esto es lo que defendía hace unos días la ministra de Hacienda María Jesús Montero, es que cada uno paga según los ingresos que recibe ese año por lo que la cuantía no varía.
Cuáles serán los efectos de haber estado en ERTE
Pero aunque en principio se acabarán pagando los mismos impuestos, lo que sí se acaba notando es en el momento en que se tienen que afrontar estos pagos o si tenemos que hacer o no la declaración de la renta. Cuando a lo largo del año solo tenemos un pagador, los contribuyentes solo estamos obligados a hacerla cuando los rendimientos del trabajo, es decir nuestro sueldo, supera los 22.000 euros anuales. En cambio, es diferente si hemos cobrado de dos empresas u organismos diferentes, como pasa cuando estamos en situación de ERTE.
En este caso, el baremo se reduce a 14.000 euros, aunque con la condición de que el segundo pagador no haya ingresado más de 1.500 euros. En este caso también estamos obligados a hacer la declaración, de la que si están exentos aquellos que cobran menos de 14.000 euros al año.
Por otro lado, y he aquí el principal inconveniente con el que se encontraran muchos de los que hayan estado en ERTE el año pasado. Pues lo más probable es que la declaración salga a pagar sí o sí y en una cantidad bastante elevada.
Esto suele ocurrir por culpa del segundo pagador, sea o no el ERTE, ya que no se suelen aplicar de manera correcta las retenciones sobre el dinero que nos abonan. Y esta cantidad se tiene que corregir cuando hacemos la declaración.
Cuando hay un solo pagador, este conoce todos los ingresos de su trabajador y es por ese motivo que tiene más fácil aplicar las retenciones correctas a la nómina y que las modificaciones en la declaración sean mínimas. Por lo contrario, cuando existe un segundo pagador este no acostumbra a tener en cuenta todos los ingresos y nos aplica una retención muy baja o casi nula. En el caso del SEPE, que tendrá que enviar un certificado de retenciones a los trabajadores del SEPE, será de entre un 0 y un 2%.
Hay economistas que defienden que esto sea así por qué el dinero está en manos de los ciudadanos y así lo pueden gastar. Pero desde los sindicatos ya se ha denunciado que podría ser un gasto inesperado en un momento donde la economía de las familias no es precisamente boyante.