Aumenta la crisis en el Gobierno por las polémicas decisiones de Sánchez en los últimos días. Si hasta hace poco el ejecutivo había conseguido reconducir la situación gracias a la mejora de las cifras de contagios y fallecidos, y la consolidación de alianzas parlamentarias para salvar el estado de alarma, ahora una parte del Gobiernose rebela contra la presidencia.
Y es que las últimas decisiones, sobre todo el acuerdo con EH Bildu para derogar la reforma laboral íntegramente, ha abierto una brecha en el equipo de Gobierno donde varios ministros reprochan al presidente, Pedro Sánchez, la influencia que ejerce Pablo Iglesias y la falta de confianza en una parte del ejecutivo: «Así no aguantamos ni 15 meses», le han dicho.
El sector que se rebela contra Sánchez está liderado por la ministra de Economía, Nadia Calviño, que fue la primera en levantar la voz por el pacto con Bildu del que muchos ministros se enteraron al mismo tiempo que el resto del país. Le siguen el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
Estos últimos días este grupo de ministros no ha podido esconder su malestar por la existencia de lo que consideran un «gobierno paralelo» que se reúne a parte semanalmente con el presidente, a espaldas del Consejo de Ministros que se reúne todos los martes para aprobar los textos que, a veces, no están cerrados, y a veces se modifican después.
Por eso algunos expresaron su preocupación de que el Gobierno se acabe rompiendo pronto, tal y como sucedió en Italia hace un año. Sin embargo, Sánchez e Iglesias comparten la confianza en que el ejecutivo no se va a romper, porque no existe una alternativa, algo que otros ministros creen que lleva a la presidencia a entregarse demasiado al círculo de Podemos.
'Gestión chapucera'
El acuerdo con Bildu la semana pasada, después de la votación de la quinta prórroga del estado de alarma, fue la gota que colmó el vaso para muchos como la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que catalogó como un error hablar de la derogación sin tener en cuenta a los agentes económicos, en unos momentos tan delicados.
Ese grupo de ministros creen que hay mucha improvisación y falta de un horizonte de salida a la emergencia sanitaria, lo cual lleva a errores e inestabilidad. Algunos hablan directamente de «gestión chapucera», y acusan a una élite encabezada por el presidente y el vicepresidente que, según ellos, están alejados de la realidad del país.
La división afecta también a la toma de decisiones. Algunos altos cargos de áreas importantes critican que a veces se encuentran con un decreto o una medida que tienen que firmar sin haberlo debatido antes, y eso aumenta la brecha entre el Consejo de Ministros y Moncloa.
Por eso algunos ministros ya han empezado a mostrar su disconformidad y aseguran a su entorno más cercano que están hartos de que el presidente les esconda información. «Luego tenemos que dar la cara todos, rectificar errores, sin apenas datos, en las comparecencias que convoca Moncloa», dice uno de los ministros socialistas.