La Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra han dado caza a uno de los delincuentes más buscados de nuestro país. Ramón Morte, de 46 años, llevaba en busca y captura desde el 2015 después de que en 2002 cometiera un atraco donde terminó con la vida de una persona.
Las autoridades llevaban desde mediados del 2017 vigilando una masía situada en Castellví de la Marca, en el Alto Penedés. Las constantes visitas de sus padres y sus tres hijos a la zona hicieron saltar las alarmas sobre el paradero de Ramón. La labor de las fuerzas de seguridad ha sido tan minucioso que pusieron cerco sobre los familiares del delincuente llegando a ser testigos de la aparición de su hija mayor en 'Firts Dates'.
Años de paciencia hasta poder dar con él
No ha sido una tarea fácil para el Grupo II de localización de fugitivos de la Policía Nacional. Aunque sospechaban que Ramón Morte se encontraba en la masía, sin ninguna prueba no podían solicitar una orden de entrada. La vivienda se encontraba muy alejada y las labores de vigilancia se realizaron desde mucha distancia, lo que dificultaba todavía más la labor de los especialistas.
Durante los años que ha durado la investigación, no captaron ninguna imagen de Ramón, pero no perdieron la esperanza. Todo dio un giro radical el pasado 1 de diciembre. En el momento en que el grupo de fugitivos de la Policía Nacional se juntaba con los Mossos d'Esquadra para firmar un acuerdo de colaboración, por fin llegó la prueba que necesitaban.
Un agente había logrado captar una imagen de Ramón Morte en la puerta de la masía y rápidamente fue llevaba a la sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona para solicitar la orden de entrada. Con el miedo a que el delincuente pudiera escapar, el juez les tranquilizó asegurando que «no se preocupen, en una hora tiene la orden de entrada».
Tras recibir la orden, todo el dispositivo se puso en marcha y sobre las 17.00 horas, alrededor de 40 agentes entre mossos y policía nacional, se organizaron alrededor de la masía contando con el apoyo aéreo de un helicóptero y un dron que grabó la operación de captura. «Hubo emoción hasta el final. Cuando hicimos la entrada y no estaba, se empezó a pensar en lo peor. Era una masía muy grande, podría tener algún escondite.... Estuvimos buscando por todos sitios y nada» explicaba un miembro del Grupo II de Fugitivos.
«¿No tenéis otra cosa que hacer que venir a por mí?»
Ramón Morte había salido minutos antes de que los agentes entraran a su domicilio para entregarle una carta a un vecino. Después se fue a cortar leña con su actual pareja a un bosque cercano donde la encontraron escondida entre la maleza. Pero no había rastro de Ramón. La mujer afirmó que el hombre con el que vivía no se llamaba Ramón —pues había usado una identidad falsa— y desconocía totalmente su pasado delictivo.
El delincuente logró llegar caminando hasta La Múnia donde pasó tres horas sentado en un bar bebiendo cerveza. Cuando los agentes lo encontraron —iba sin mascarilla y fue fácil reconocerlo— Ramón se asustó y exclamó: «¡Soy yo, soy yo! ¿No tenéis otra cosa que hacer que venir a por mí? Ahora soy una persona tranquila, no me meto en problemas, estoy recluido en casa, esto pasó hace mucho tiempo».
Los delitos de Ramón Morte
La Audiencia Provincial de Tarragona condenó a Ramón y a sus cómplices a tres años por robo de vehículo, cinco por robo con violencia, dos por tenencia ilícita de armas y 15 por homicidio. Todo ocurrió el 25 de julio de 2020, cuando los atracadores entraron en la empresa Discoda para llevarse todo el dinero. Juan Antonio López, uno de los empleados, se enfrentó a Ramón al que logró quitarle el pasamontañas.
Durante el enfrentamiento, Morte logró zafarse de Juan Antonio y acabó disparándole en la cabeza provocándole la muerte inmediata. Los atracadores huyeron en coche y la investigación no pudo esclarecer la pertenencia de las huellas dactilares encontradas debido a la tecnología de la época. Tiempo después, en 2011, los avances lograron identificar a los autores y Ramón Morte, su hermano José y el cuñado Eugenio fueron detenidos un año después.
En febrero de 2014 tuvo lugar el juicio, pero Morte, que se encontraba en libertad provisional, no se presentó. Esto no impidió que fuera condenado. Sin embargo no se pudo hacer efectiva por hallarse en paradero desconocido. No fue hasta el 2017 cuando la Policía de Tarragona solicitó la ayuda del grupo de fugitivos y se situaron en la masía a la espera de la prueba que les permitiera por fin detener a Ramón Morte.