El discurso pronunciado por la canciller alemana, Angela Merkel, en el Bundestag —el Parlamento Federal alemán— ha conmocionado a todos. En plena pandemia provocada por el Covid-19 y con las navidades a la vuelta de la esquina, Angela Merkel hacia un llamamiento a la población alemana pidiendo una vez más extremar la precaución para evitar los contagios por coronavirus.
Un precio demasiado alto
Los alemanes ya comienzan a inundar las calles con los típicos mercadillos navideños, sin embargo, teniendo en cuenta la delicada situación sanitaria por la que estamos pasando, no es el mejor momento de echarse a la calle como si el virus no continuara entre nosotros. Por ello la canciller lamentaba tener que comunicar a la población que este año los mercadillos no podrán salir a la calle.
«Sé que se trata de una petición muy dura porque sé cuánto amor hemos puesto en la preparación de los puestos de gofres y de vino caliente, pero no son compatibles con el acuerdo al que llegamos de comprar comida para llevar y comérnosla en casa» comenzaba diciendo muy afectada al tiempo que añadía: «Lo siento mucho, desde lo más hondo de mi corazón, pero el precio que pagamos son 590 muertes al día y eso es inaceptable, desde mi punto de vista».
Angela Merkel pedía a los alemanes extremar los contactos antes de las fiestas navideñas para evitar que las personas con las que nos vayamos a reunir acaben contagiándose. En este sentido, ponía en el punto de mira a los niños y la posibilidad de adelantar las vacaciones de Navidad.
«Si los científicos nos están rogando que reduzcamos nuestros contactos sociales antes de ir a ver a nuestros abuelos en Navidad, quizá deberíamos replantearnos si podemos encontrar la manera de iniciar las vacaciones escolares el 16 de diciembre, en lugar del 19. ¿Qué diremos en el futuro si, ante algo que sucede una vez en 100 años, no hemos sido capaces de encontrar una solución por tres días?» ha dicho la canciller.
Se avecinan fechas muy difíciles y para concienciar a la población, Merkel se ponía en el peor de los escenarios: «Puede ser que mandar a los niños a casa e impartir las clases on line no sea lo mejor. No es mi especialidad y no quiero interferir. Pero si tenemos demasiados contactos antes de Navidad puede que sea la última Navidad que pasamos con nuestros abuelos. No deberíamos permitir que eso pase» suplicaba.
«Tenemos que hacer algo»
Es la primera vez que vemos a la canciller alemana tan afectada y al borde de las lágrimas. La impotencia que siente ante las cifras de fallecidos diarios y ver como los contagios siguen al alza, preocupan a Angela Merkel a las puertas de la Navidad. Aunque aseguraba ver «la luz al final del túnel» con la llegada de las vacunas, todavía tienen por delante combatir una segunda ola «mucho más exigente que la primera».
En Alemania, las restricciones son competencia de los estados federados, pero aseguraba que ella y el Gobierno central tienen una «responsabilidad especial». Merkel lleva tiempo pidiendo el endurecimiento de las restricciones y opinando que «el número de contactos es demasiado alto, la reducción de contactos no es suficiente». Pero los estados federados se niegan a endurecer las medidas y Angela Merkel hacia un llamamiento desesperado: «Como las cifras son las que son, tenemos que hacer algo».
Sobre esto, la canciller alemana insistía en que hay que tomarse «en serio» las recomendaciones de la Academia de Ciencias de Alemania donde aconsejan un confinamiento «duro» y el cierre de los colegios para limitar los contactos y así frenar la expansión del virus.