Alejandro Fernández, fundador de bodegas Pesquera, y su familia

El propietario y fundador de las bodegas Pesquera deshereda a sus 3 hijas

El testamento de Alejandro Fernández ya ha salido a la luz

La apertura del testamento de Alejandro Fernández, fundador de bodegas Pesquera, ha confirmado los peores augurios de tres de sus hijas, que han quedado completamente desheredadas por su padre.

Como todo un referente dentro de la producción de vinos de Ribera del Duero, el revolucionario empresario ha dejado un gran legado tras fallecer repentinamente el pasado 22 de mayo.

A sus 88 años de edad, el bodeguero continuaba asistiendo a presentaciones, firmando etiquetas y disfrutando de su pasión por el vino. Pero la muerte le llegó sin previo aviso. Aunque con todos los cabos bien atados, ya que su testamento había sido actualizado tan solo cinco días atrás.

El conocido empresario sufrió un desmayo mientras gozaba de una agradable velada en un restaurante de Santander junto a su hija pequeña.

Inmediatamente fue trasladado al hospital de Valdecilla de Santander, donde estuvo ingresado hasta la madrugada sin que los profesionales sanitarios pudieran hacer nada por salvar su vida.

De esta forma, Alejandro Fernández falleció sin reconciliarse con sus tres hijas mayores, con quienes  mantenía un sonado conflicto familiar desde hace ya un par de años.

El 'Falcon Crest' de Castilla y León: el conflicto familiar de Alejandro Fernández

Desde el pasado 2019, el impulsor de la Denominación de Origen (D.O) Ribera del Duero mantenía
una compleja batalla judicial con su exmujer, Esperanza Rivera, y tres de sus hijas.

El origen de la disputa fueron las discrepancias por la gestión de una millonaria e histórica sociedad vitivinícola fundada en 1975 y valorada en 150 millones de euros.

Las tres descendientes del empresario quisieron relevar forzosamente a su padre al retirarlo de todos los órganos directivos de las compañías que él mismo había dirigido.

Con el único apoyo de su hija pequeña, Eva, el empresario decidió acudir ante los tribunales para resolver la disputa y recuperar lo que consideraba suyo.

El caso, formado por dos bandos enfrentados y repleto de traiciones familiares, ha sido bautizado por la prensa bajo el nombre de Falcon Crest de Castilla y León. Un título en honor a la popular serie de televisión estadounidense centrada en los bodegueros californianos de los 80.

El fundador de bodegas Pesquera deshereda a sus tres hijas mayores

Ante este tremendo conflicto familiar, no es de extrañar que Alejandro Fernández tuviese todo arreglado para dejar su valioso patrimonio y su negocio millonario en las mejores manos. 

De hecho, pocos días antes de fallecer tuvo que someterse a una evaluación psicóloga para certificar que se encontraba bien y así poder cambiar algunas cláusulas de su testamento.

El reconocido empresario se encargó de dejar muy claras sus últimas voluntades. Su deseo es que sus tres hijas mayores, Olga, Mari Cruz y Lucía, no puedan obtener nada del 49,72% que él poseía sobre la sociedad.

Además, tal y como recoge el diario El País, también les priva del tercio de la legítima, esa parte forzosa de las herencias que le corresponde a los descendientes.

En este caso, al existir causas para la deshederación, el empresario ha evitado que sus tres hijas mayores recibieran ni la mínima parte de su legado. Una pequeña parte que, finalmente, ha dejado a las nietas que pertenecen a las tres ramas de las hijas desheredadas. 

Por su parte, Alejandro Fernández ha nombrado heredera única y universal a su hija pequeña Eva, la única que se ha posicionado siempre a su lado. Ella será la legataria de casi el 75% de la herencia total.

Mientras tanto, el 25% restante irá para las citadas nietas, ya que es la parte que correspondería a sus tres hijas mayores.

Aunque las voluntades del bodeguero han quedado muy claras, el asunto todavía no está cerrado. Las partes pueden aceptar o impugnar el testamento, iniciando así un nuevo conflicto en los juzgados.

El mejor escenario posible sería llegar a un acuerdo sobre la sociedad, marcas, viñedos y bienes inmuebles para que el reparto no quede en manos de la albacea designada.

Poco antes de fallecer, la abogada especializada en Derecho de Familia, Pilar Sánchez Represa, fue nombrada para ejercer esta función.