Hay dos realidades incontestables. Una: La ‘nueva normalidad’ coincidiendo con el inicio del verano ha traído la masificación en las terrazas de España. Dos: El Coronavirus viaja también a través de las gotitas que se expulsan al fumar. Queda, sin embargo, una duda: No existe una evidencia de que el humo del tabaco aumente el riesgo de contagio.
Y eso genera inquietud, porque estar en la terraza sin mascarilla expone a la persona al humo del tabaco. Fernando Simón se limitó a decir que fumar es malo, pero restó importancia al riesgo de contagio por esa vía.
Ahora, la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial y la Comisión Asesora Covid-19 han aprobado un documento que señala los riesgos de fumar y vapear durante la pandemia. El documento aclara que la manipulación de la mascarilla y el contacto de los dedos con la boca pueden actuar como transmisores del Covid-19.
Además, alerta que al fumar se expulsan gotas respiratorias altamente contagiosas en un ambiente relajado en el que fácilmente se olvida la distancia de seguridad. Por todo eso, recomienda evitar el consumo de tabaco en ambientes comunitarios y sociales, y en caso de hacerlo, extremar las medidas de higiene personal.
En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la evidencia actual indica que fumar se asocia con la progresión negativa de la enfermedad, con resultados adversos. Es decir, el consumo de tabaco empeora el curso de las enfermedades respiratorias.
Según el ministerio de Sanidad, el documento no tiene carácter regulatorio y por ahora es sólo una recomendación para ambientes sociales y terraza. Sin embargo, algunas comunidades como Asturias ya han pedido formalmente al ministerio la prohibición por ley del consumo de tabaco en todos los espacios públicos.
A favor y en contra
El presidente saliente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, Joan Ramón Villalbí, se muestra partidario de la prohibición porque «hay preguntas que no tienen respuestas, pero estaría bien que hubiera sitios al aire libre sin humo porque teóricamente las actividades relacionadas con fumar facilitan la transmisión».
Por su lado, desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) aseguran ser «partidarios de ampliar espacios sin humo a los coches privados, a las terrazas, a los conciertos y estadios de fútbol, puesto que el humo de segunda mano produce enfermedad». En ese sentido, defienden también la salud de los trabajadores de hostelería.
El director del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente de la Universidad de Navarra, Jesús Miguel Santamaría, dice que desde el punto de vista científico no se puede afirmar que el humo del tabaco favorezca la propagación, pero cree que una medida sensata sería zonas separadas en espacios abiertos para fumadores y no fumadores.
Según este experto, se sabe que cuando una persona habla exhala gotículas que pueden portar el virus e infectar a personas que se encuentran cerca. La posibilidad de esta infección aumenta cuando lo hace la intensidad de la exhalación, por ejemplo al toser, estornudar, hacer deporte o fumar. En estos casos, dice, hay que incrementar la distancia de seguridad.
La posibilidad de que la recomendación se convierte en una prohibición asusta a los hosteleros. La asociación Hostelería de España afirma que no sería entendible que se prohibiera fumar en las terrazas y critica que se plantee algo así en momentos tan delicados.
«El tabaco necesita un debate sosegado, un estado menos fariseo, menos hipocrita, pues siempre se habla de los costes del tabaquismo y no de los miles de euros que recauda al año», dice el presidente de la asociación, José Luis Yzuel. «Si tan grave es que prohiban fumar, pero que no nos perjudiquen a nosotros», dice tajante.
En cambio, desde la organización en defensa de los derechos de los consumidores, Facua, defienden que ante la duda el ministerio de Sanidad debe optar por la prohibición de fumar en terrazas de forma indefinida.