Si en el seno del PP hay algúna sensación que comparten miles y miles de afiliados y de mandos locales y regionales de cierta relevancia es la debilidad del liderazgo de Pablo Casado. El actual presidente popular sucedió a Mariano Rajoy, que dimitió en junio de 2018 tras ser despojado de la presidencia del Gobierno con la moción de censura de Pedro Sánchez. Lo hizo con cierta autoridad interna, venciendo a las dos facciones enfrentadas que representaban en aquel momento la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la exministra María Dolores de Cospedal. Pero más de dos años y medio después de esa victoria, la presidencia de Casado parece tambalearse sobre un escenario de gran inestabilidad.
Casado, en entredicho
El liderazgo de Pablo Casado genera dudas tanto en el plano interno como en el externo. Los 89 diputados con que se quedó el PP en las elecciones generales celebradas en noviembre de 2019 supusieron, además de un mazazo para el líder popular, el inicio de una tendencia a la baja en cuanto a valoración y popularidad entre sus votantes. Casado no es visto como una alternativa 'seductora' de Gobierno, que pueda arrebatar la Moncloa a Pedro Sánchez a corto plazo, y ello afecta de pleno su expectativa electoral.
En paralelo, Vox crece y el PP parece asistir impasible a esta situación: el último CIS situaba a Santiago Abascal entorno al 15% de los votos, muy cerca del 17,8% que conseguía Pablo Casado al frente del PP. La sensación es que, si no hay ningún acontecimento capaz de dar el vuelco a esta situación, Vox podría convertirse en la primera fuerza de la derecha española en cuanto a estimación de voto más pronto que tarde. Todo este cóctel se suma a las voces internas que desaprueban el talante de la presidencia de Casado, con movimientos como situar a personas de su estricto círculo de confianza pero con poca experiencia ni apoyos en la cúpula del partido. En definitiva, las dudas internas y externas sobre Casado amplifican cada vez más las voces que reclaman una relevo a medio plazo.
Durante meses, se ha puesto el foco en dos nombres que vienen del práctico anonimato público —de hecho fue el propio Pablo Casado quien les puso en la posición de protagonismo que tienen a día de hoy—, pero que bien podrían erigirse como futuros sucesores del actual presidente del PP. Son, por un lado, el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida; y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Él es la voz de la moderación, el máximo artífice centrista del PP —junto a barones territoriales como Juan Manuel Moreno Bonilla o Alberto Núñez Feijóo—; mientras que ella representa el ala más derechista de la formación, rodeada del beneplácito de antiguos pesos pesados del partido como José María Aznar o Esperanza Aguirre.
El PP, por el camino que eleva a Martínez-Almeida
Pero, ¿por cuál de ellos se decantaría el PP si tuviera que reemplazar en los próximos meses a Pablo Casado? Las decisiones tomadas en los últimos días apuntan, todas ellas, en una misma dirección. La doble moción de censura —frustrada ya en la Región— que el PSOE y C's presentaron en Murcia provocó la desconfianza de Ayusó, que anticipó elecciones regionales en Madrid para el 4 de mayo y expulsó a C's del Gobierno. Los naranjas quedaron en falso tras la operación y se abrió una profunda crisis con decenas de cargos abandonando sus filas.
Teodoro García Egea, secretario general del PP, abrió las puertas de su partido a los militantes y mandos de C's decepcionados con la debacle naranja, y el pasado fin de semana obtuvo premio gordo: Fran Hervías, quien había sido secretario de Organización de C's y mano derecha de Albert Rivera, fichaba por el PP; y se especula que en los próximos meses lo pueda hacer el también dimisionario Toni Cantó, exdiputado en el Congreso y hasta esta semana líder de C's en las Cortes Valencianas. Además, son decenas los cargos locales de C's que han abandonado esta semana, algunos de ellos ingresando en el PP.
Y ello coloca a los populares en la vía de José Luis Martínez-Almeida. El alcalde de Madrid es el perfil ideal para una idea de PP con un discurso moderado, que es el que permite atraer a los cargos más desencantados de C's. Con su decisión de convertirse en la 'casa' de aquellos que un día confiaron en el partido naranja y que ahora rehuyen la nueva estrategia de Inés Arrimadas, el PP adopta un papel centrista que tiene en Martínez-Almeida su figura de futuro. Ello va en contraposición de la idea de PP que podría liderar Isabel Díaz Ayuso, que permitiría a la formación competir con Vox por lo que a discurso se refiere.
Así pues, con la decisión de impulsar una OPA a Ciudadanos, el PP está escogiendo, en el fondo, el camino a seguir en detrimento del cuerpo a cuerpo con Vox; algo que sitúa al alcalde de Madrid con ventaja respecto a Isabel Díaz Ayuso en la posible batalla para suceder a Pablo Casado. La estrategia popular define, probablemente sin quererlo, quién puede ser el próximo líder del PP.