España se prepara para la peor temporada de verano en décadas si tal y como apuntan los últimas previsiones los esfuerzos por mantener a raya el Coronavirus y evitar nuevos contagios se traduce en el mantenimiento de ciertas restricciones. Aunque las predicciones más optimistas plantean la vuelta a la normalidad en los primeros días del mes de junio, no parece tan claro que podamos hacer con normalidad lo típico de todos los veranos.
Una vez más, tenemos que mirar a Italia para hacernos una idea de lo que nos espera, y en el país vecino el gobierno anunció el fin del confinamiento para primeros de mayo y luego advirtió que sería un verano duro y con restricciones: nada de playas, espectáculos y aperitivos.
El control de la epidemia para frenar los contagios implica que la mayoría de la población no tendrá anticuerpos y no será inmune a la enfermedad, lo que obliga a mantener medidas de aislamiento para evitar rebrotes de Covid-19. Por eso, por ahora, será difícil volver a las actividades que no se consideran esenciales y que implican aglomeraciones.
Cancelación de grandes espectáculos como festivales de música, limitación de aforo en las playas, restricción de movimientos y prohibición de viajar a los mayores y enfermos crónicos son algunas de las medidas que pueden ponerse en marcha, y los hosteleros se preparan ya para lo que puede ser una temporada perdida. En España se plantean tres opciones.
El mejor de los escenarios
Los más optimistas se agarran al ejemplo más reciente de parientes cercanos del Coronavirus, el SARS-CoV, que entre 2002 y 2003 infectó 8.000 personas y mató a 900 pero que desapareció y no ha vuelto a dar señales de vida.
Sin embargo, este es un escenario poco probable para el SARS-CoV-2, que tiene una mayor capacidad de contagio y es más difícil de diagnosticar, con lo cual el aislamiento de los contagiados es mucho más complicado. Además, el nuevo Coronavirus está sorprendiendo a los científicos por su capacidad de mutar rápidamente, lo que complica su erradicación.
La estacionalidad del virus
Si la gente respeta las restricciones de movimientos y medidas de higiene y prevención, y tal y como señalan muchos científicos la expansión del virus está relacionada con la temperatura y la humedad, es muy probable que el Coronavirus se acabe convirtiendo en un virus estacional como la gripe, que pierde fuelle en verano y vuelve en los meses de otoño e invierno.
Esta no sería una mala noticia para los hosteleros y el turismo de playa, que tendrían una tregua durante unos cuantos meses antes de que el Coronavirus volviera a sacar la cabeza.
Nueva oleada de contagios
Este sería sin duda el peor de los escenarios posibles, y lo peor es que entra dentro de los más probables. Los expertos recomiendan no levantar las medidas de aislamiento, o al menos no del todo, hasta que la capacidad de reproducción del virus no esté bajo mínimos.
La esperanza de los científicos es que las altas temperaturas debiliten el SARS-CoV-2, pero aún se conoce poco sobre el nuevo virus y es algo que no se puede demostrar. Si esto no sucede y la vuelta a la normalidad rompe las medidas de higiene y distanciamiento, tenemos que prepararnos para nuevos contagios y la vuelta de la pandemia.