La familia de Anna y Olivia sigue pensando que las niñas todavía están vivas a pesar de los hallazgos en el fondo de mar. Su portavoz, Joaquín Amills, defiende esta postura y se pregunta dónde están los cuerpos si realmente estuviesen muertas. En el fondo del mar, de momento, no se han encontrado, lo que da alas a la esperanza.
El lunes, el buque oceanográfico que participa en la búsqueda de las niñas o de pistas que ayuden a dar con ellas encontró dos objetos. Eran una botella de oxígeno y un edredón que los investigadores creen que se usaron para lastrar los cuerpos de las niñas. Ambos pertenecían al padre de las niñas, Tomás Gimeno.
Pero Beatriz, la madre de las pequeñas, sigue pensando que esto no significa que las niñas estén muertas. Es más, cree que todo es un plan urdido por Tomás para despistar en la investigación y salirse con la suya. El resto de su familia, sus amigos, e incluso los amigos de Tomás, le dan la razón.
Creen que todo lo que está encontrando la Guardia Civil son pistas falsas colocadas para desviar la atención de lo que realmente pasó. Y es que la hipótesis que siguen defendiendo es que Tomás se llevó a las niñas fuera de España. Por lo tanto, actualmente hay dos teorías sobre lo que pudo haber pasado con las niñas.
El portavoz de la familia cuestiona el hallazgo
Joaquín Amills, portavoz de la familia y presidente de 'SOS Desaparecidos', insiste en esta versión, pero se ha atrevido a ponerse en lo peor. «Seguimos pensando que Tomás nos sigue haciendo perder el tiempo como con aquellas idas y venidas», explica. Y añade a su estrategia aparecer «con bultos en el puerto, o su retorno para cargar el teléfono móvil».
Amills se ha mostrado contundente con el hallazgo de los objetos en el fondo del mar y la teoría de la Guardia Civil. «Si lastró con la botella del buceo ese edredón, ¿por qué no ha aparecido nada dentro del mismo?», expone. Además, cree que «cuesta entender, la verdad», que no tuviera algo a mano para lastrar también la botella.
Incluso aunque hubiera que ponerse en el peor escenario, el portavoz insiste: «¿dónde están los cuerpos?». El hecho de que no aparezcan ni siquiera en el fondo del mar les da esperanzas para creer que las niñas están bien. Y la familia se agarra a esto para mantener sus esperanzas hasta que se demuestre lo contrario.
Los amigos de Tomás también dudan que las hipótesis de la Guardia Civil estén en lo cierto. Muchos de ellos han hablado ya y no le creen capaz de hacer daño a las niñas, por quien sentía auténtica devoción. Ni siquiera su rechazo al nuevo novio de la madre podría hacer que les hiciera daño.
Lo que sí creen es que ese rechazo le obligase a coger a las niñas e irse del país. Según cuentan, Tomás estaba convencido de que las iba a perder y que su madre se las llevaría a vivir a otro sitio. Y el padre de las pequeñas no podía aceptar esto.
Por ese motivo, creen que Gimeno cogió a las niñas para llevárselas lejos y que no pudieran separarle de ellas. Como sabía que tarde o temprano acabarían buscándole, creen que plantó pistas falsas para despistar en la investigación.
Continúa la búsqueda
De momento, la Guardia Civil ha enviado los objetos hallados en el fondo del mar al Servicio de Criminalística de la Benemérita en Madrid. Allí los analizarán para tratar de encontrar nuevas pistas y detalles que ayuden a dar con las niñas.
Mientras, el buque oceanográfico seguirá buscando en el fondo del mar a pesar de que este martes estaba previsto que abandonase la zona. Tras los hallazgos, se decidió continuar unos días más, hasta el 14 de junio, por si hubiera algo más el en fondo marino.
El buque, que trabaja con un sónar y un robot subacuático, ya ha rastreado 34 km² donde se perdió la pista a Tomás. El geoposicionamiento de su móvil le sitúa en esa zona hasta en dos ocasiones cuando se llevó a Anna y Olivia. Y fue cerca de allí cuando se le perdió la pista el pasado 27 de abril.