Martes, 21 de septiembre de 2004, Castelldefels (Barcelona). Luis Daniel sale de su vehículo con las llaves puestas en el contacto para ir a comprar el periódico. En el corto camino hacia el quiosco descubre que alguien está intentando robarle el vehículo. Entonces toma una decisión que le costará la vida.
Luis Daniel Aradas, empresario de 54 años, se puso delante del vehículo para evitar que se lo robaran. El ladrón apretó el acelerador y recorrió algunos metros con la víctima en el capó. Luego frenó en seco y el cuerpo cayó con violencia en el suelo dándose un golpe mortal en la cabeza.
Durante 17 años, la familia de Luis Daniel y los investigadores se han hecho la misma pregunta: ¿Quién lo mató? La policía acaba de resolver el enigma, pero el autor de la muerte del empresario ya no podrá pagar por lo que hizo, porque está muerto.
El crimen tuvo lugar a las 09.30 horas de la mañana, en un robo de coche a plena luz del día. La Policía Nacional abrió una investigación ante la certeza de que se trataba de un homicidio. Pero la falta de indicios enturbió una investigación que ha permanecido durante años en la oscuridad más absoluta y que ahora por fin ha visto la luz.
Una huida fatal, con resultado de muerte
El día de los hechos, Luis Daniel Aradas Llorens dejó el vehículo estacionado en el paseo Marítimo de Castelldefels. Mientras hablaba con el vendedor del kiosco, sintió un ruido que le heló la sangre: el del motor de su coche poniéndose en marcha. “¡Qué me roban el coche!”, espetó.
El hombre reaccionó rápidamente e intentó disuadir al ladrón poniéndose delante del coche. Pero el delincuente, lejos de frenar, apretó el acelerador y desató un forcejeo que acabó con la víctima en el suelo. Según los testigos, el ladrón hacía zig-zags con el coche y frenó varias veces en seco para deshacerse del hombre.
En el último frenazo, Luis Daniel cayó de espaldas y con los brazos en cruz, golpeándose de forma violenta en la cabeza. El coche iba a más de 100 kilómetros por hora, y el cuerpo de la víctima salió proyectado a varios metros de distancia. Entonces esquivó al herido con un volantazo a la izquierda, y se perdió.
La familia consiguió reabrir el caso
Luis Daniel no murió al instante, y de hecho, estuvo diez minutos consciente y trató de incorporarse y salir por su propio pie. Pero tenía una herida mortal en la cabeza, y los servicios de emergencia no pudieron hacer nada para salvarle la vida. El grupo de homicidios y la policía científica se hicieron cargo de la investigación.
El coche apareció calcinado al día siguiente en la misma localidad de Castelldefels. Los investigadores detuvieron al hombre que había quemado el vehículo. Era Ricardo Marcelo Márquez, un hombre de 51 años y de nacionalidad uruguaya.
Ricardo admitió haber quemado el coche, pero dijo haberlo hecho por encargo de un desconocido a cambio de droga. Nadie pudo identificar al hombre que había robado el vehículo y había atropellado mortalmente a la víctima. A falta de pruebas, el detenido solo pudo ser acusado de quemar el coche y el caso quedó sin resolver.
La investigación se encalló, pero las hijas del fallecido siempre creyeron que detrás del crimen había un conflicto laboral. Pidieron reiteradamente que se reabriera el caso, y finalmente lo consiguieron. El juzgado de Gavà ordenó a la policía investigar con las nuevas pruebas aportadas por la familia Aradas.
Se descubre la identidad del asesino
Finalmente, resultó que la persona con quien Luis Daniel tenía un conflicto de trabajo no estaba en España en el momento de los hechos. Pero volviendo al hombre que había quemado el vehículo y revisando los testimonios, los agentes elaboraron un retrato robot. El sospechoso se parecía mucho a un hombre que ya había sido detenido.
Se trata de Eduardo Laratta, un hombre de nacionalidad española que murió con 38 años en octubre de 2016. El sospechoso del atropello mortal estuvo ingresado en el centro penitenciario de Brians 2. Ricardo Marcelo Márquez confirmó que era el mismo hombre que le había encargado quemar el coche.
Demasiado tarde
Ricardo asegura que no conocía a Eduardo de nada, y que desconocía que el vehículo que quemó estaba implicado en un asesinato. Tras recibir la información, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Gavá ha dado el caso por cerrado. Quedará archivado, porque el asesino de Luis Daniel ya tiene nombre, pero está muerto.