«El peor de los escenarios es que empiece una etapa de gran fractura social y de desgaste de las instituciones que, de algún modo, termine provocando una desestabilización más amplia, casi general». Así definen las Fuerzas de Seguridad lo que se prepara para otoño, después del Coronavirus, según las previsiones encargadas por el ministerio del Interior.
El Gobierno pretende predecir así el escenario social al que se enfrentará después del verano en previsión de posibles protestas en la calle por la gestión política de la pandemia y los efectos de la crisis económica, que según los últimos datos será más profunda y duradera de lo que se pensaban en un principio.
El hastío de la población y el recrudecimiento de la precariedad que golpeará con seguridad a multitud de hogares en España puede llevar, según previsiones de Policía Nacional y Guardia Civil, a un escenario de disturbios y manifestaciones cuya magnitud aún es difícil de calibrar, pero que augura un otoño caliente en nuestro país.
Según su previsión, todavía estamos en la fase de la enfermedad y eso es lo que más preocupa ahora mismo, pero el malestar empezará a notarse cuando las consecuencias económicas de esta situación sean más evidentes. Eso podría causar meses de protestas laborales, manifestaciones contra el Gobierno y episodios de violencia.
Los cuerpos policiales creen que mientras haya dinero público para amortiguar la crisis, la cosa podría permanecer estable, pero si viene una etapa de recortes duros habrá tensión en las calles y podríamos ir a un escenario parecido al que soportó el gobierno de Mariano Rajoy en plena recesión en noviembre de 2011.
Y se preguntan: ¿Qué puede ocurrir, por ejemplo, si el Gobierno rebaja el sueldo de los sanitarios un 5% o un 10% después de animar durante dos meses a que se les aplauda a las ocho de la tarde? Esta y otras decisión causarán, creen, una respuesta.
Pero aún hay muchos factores por conocer. Porque durante aquella época de gran movilización los sindicatos y los movimientos de izquierda convocaron dos huelgas generales y protestas masivas en torno al Congreso, pero ahora sus principales aliados, Unidas Podemos, están en el Gobierno, y para la policía es una incógnita saber cómo afectará esto.
La movilización de sindicatos y sectores radicales ante un recorte del sueldo de los funcionarios o las pensiones dependerá, entre otras cosas, de la posición que tome Podemos ante esto, de si decide por ejemplo utilizar la calle para presionar a sus socios de Gobierno.
Por eso los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado prevén un aumento de las protestas de los sectores de la derecha, y advierten que en Alemania la extrema derecha está considerada una amenaza mayor que el yihadismo «y en España está en las instituciones». Por eso esperan una intensa movilización contra el Gobierno.
Interior está recibiendo todos los días informes del rastreo de las redes sociales que muestra un enfrentamiento de posiciones cada vez más radicales, y aunque en Moncloa son conscientes que estos canales no siempre reflejan la realidad, sí les da argumentos para pensar que vamos a un escenario de conflictividad general.
A eso se suma el independentismo, que puede plantear una nueva ofensiva aprovechando la debilidad del Estado. Según fuentes policiales, algunos sectores del independentismo ya están aprovechando la crisis sanitaria para convencer a la población de que es culpa de España, y con el agravamiento de la crisis económica tendrán el escenario perfecto.