El ministro de Sanidad, Salvador Illa, junto al presidente, Pedro Sánchez, y un doctor en el Hospital La Paz

Polémica con Salvador Illa y las vacunas: le acusan de favorecer a una comunidad

El reparto de las vacunas se ha convertido en el arma arrojadiza entre los partidos políticos

Los partidos políticos han encontrado en el reparto de la vacuna contra el Covid-19 una nueva manera de cargar contra la gestión que el Gobierno de Pedro Sánchez está haciendo sobre la pandemia. El pasado 26 de diciembre, la tan esperada fórmula para combatir el virus aterrizó en nuestro país dispuesta a llegar a todas las comunidades, sin embargo, algunas zonas se han quejado sobre el reparto poco equitativo que ha habido en las dosis.

En un primer momento se estimó un número de vacunas muy por encima del que realmente se ha terminado repartiendo haciendo que las dosis se hayan rebajado de forma considerable creando un malestar en algunas comunidades autónomas que apuntan a cierto trato de favor por parte del Ministerio de Sanidad.

Cataluña, la comunidad que más dosis recibirá

El anuncio del ministro de Sanidad, Salvador Illa, como nuevo candidato a la presidencia de Cataluña como miembro del PSC le ha colocado en el centro de la diana. Muchos ven en su candidatura la principal causa de que Cataluña vaya a recibir en la primera fase de vacunación un total de 900.000 dosis contra el Covid-19, tal y como apuntan desde 'Vozpópuli'.

Desde la Consejería de Salud catalana aseguran que «está previsto que la primera etapa termine en Semana Santa y se hayan podido administrar 900.000 dosis de vacuna a un total de 450.000 personas». Esta cifra dista mucho de la confirmada por la Comunidad de Madrid. La comunidad autónoma presidida por Isabel Díaz Ayuso, recibirá un total de 585.000 vacunas en las 12 primeras semanas con la percepción de 48.750 dosis cada semana.

Se puede entender que esta discrepancia de cantidades obedezca a un mayor número de población. Pero esta teoría no se cumple, ya que Andalucía —con un millón más de habitantes que Cataluña— solo recibirá 860.000 dosis de la vacuna. Salvador Illa anunció que el reparto de dosis se haría atendiendo a «criterios equitativos», algo que parece ser no se ha cumplido.

Un reparto que no tiene en cuenta las cifras

Los mayores en residencias de ancianos fueron los primeros en ser vacunados. Teniendo esto como base, Cataluña es la comunidad que cuenta con un mayor número de residentes con 62.015, seguida de Madrid con 48.768 y Andalucía con 42.585 según los datos recogidos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Resultaría entendible que Cataluña, con mayor número de residentes, requiera de más dosis, pero no así que Andalucía esté por delante de Madrid.

Si se tiene en cuenta la cantidad de trabajadores en el ámbito sanitario, encontramos que Cataluña sigue en cabeza con 24.650 médicos y 51.919 enfermeros, seguida muy de cerca por la Comunidad de Madrid con 23.337 médicos y 50.955 enfermeros. Alejada de todas estas cifras se encuentra Andalucía con 22.884 médicos y 41.060 enfermeros.

No cabe duda que Cataluña es la comunidad autónoma que cuenta con un mayor número de residentes en centros de mayores y trabajadores sanitarios, por lo que resulta evidente que requiera de más dosis. Lo que llama la atención es que Andalucía esté por delante de Madrid cuando los datos reflejan una gran diferencia entre ambas regiones.

El plan de vacunación no avanza como se esperaba

Solo el 6% de las vacunas recibidas por la Comunidad de Madrid han sido inoculadas. Una cifra muy por debajo de la deseada y que sitúa a la autonomía presidida por Isabel Díaz Ayuso, como la comunidad que menos vacunas ha puesto. Según su presidenta, la culpa reside en el Gobierno de Pedro Sánchez que no ha contado con una «estrategia» clara.

«La vacunación es un problema nacional. La estrategia es un problema nacional y quien tiene que dirigir esto es el Gobierno de España y el ministro a la fuga para que tengamos el mismo número de vacunas, transparencia y ayuda todas las comunidades» ha declarado Díaz Ayuso asegurando que la vacunación no avanza «a la velocidad deseada».