Las autoridades canarias informaron durante el lunes, 10 de mayo, de la muerte de dos personas por Covid-19 en las islas durante las 24 horas anteriores, como hacen diariamente con su informe diario de incidencia de la pandemia. Una de esas personas era un niño que tenía solamente seis años y que sufría de algunas patologías previas, según han detallado, mientras que la otra víctima era un hombre de 56 años que también tenía patologías previas.
La Consejería de Sanidad ha informado también que en las 24 horas anteriores se habían notificado 107 nuevos casos de Covid-19, lo que apuntala la tendencia a la baja que tienen los contagios en el archipiélago en las últimas semanas, aunque por desgracia todavía hay que lamentar fallecimientos por la enfermedad a medida que se va vacunando a la población más vulnerable.
En este caso, ninguna de las dos víctimas pertenecía a grupos de edad considerados vulnerables, aunque sí que tenían patologías previas que podían agravar los casos de Covid-19 que sufriesen. Este hecho demuestra que a pesar de que los mayores estén cada vez más vacunados, todavía queda mucha gente que puede morir por coronavirus, por lo que sigue siendo necesario mantener las restricciones y medidas sanitarias más básicas en todo el territorio.
El caso más llamativo es el del niño, que solamente tenía seis años, pero que sufría de algunas patologías previas «graves» según la Consejería de Sanidad. La suma de estas patologías con el Covid-19 terminó provocándole la muerte.
Parte de la sociedad celebra el fin del estado de alarma
Como comentábamos, la muerte de estas dos personas en Canarias, especialmente del menor, muestran que a la vacunación todavía le queda un largo recorrido en nuestro país. El presidente, Pedro Sánchez, anunció ayer que España está a 100 días de lograr alcanzar la inmunidad de grupo, ese 70% de gente inmunizada que, en teoría, empezará a garantizar que la pandemia vaya a menos.
Es decir, quedan algo más de tres meses para que tener una mayoría de población inmunizada proteja a aquellas personas que, por unos motivos u otros, no estén vacunados y sigan expuestos a la enfermedad.
En el caso de personas que padezcan patologías y que no puedan ponerse la vacuna por esto, o porque tienen problemas de inmunodeficiencia que hacen que no sea recomendable que se la pongan, seguirán siendo vulnerables al virus hasta que deje de circular en su entorno, y eso solo se producirá cuando haya inmunidad de grupo.
El pasado fin de semana, con el final del tercer estado de alarma impuesto en nuestro país por la pandemia de coronavirus —el segundo a nivel nacional—, mucha gente salió a las calles a celebrar el fin del toque de queda, en la mayoría de territorios, y de los cierres perimetrales, olvidando que el virus todavía sigue circulando entre la población, con varios miles de casos diarios notificados en nuestro país.
Las autoridades han alertado ya en varias ocasiones de que, en parte, comprenden la euforia desatada después de seis meses de encierro nocturno y de movilidad muy reducida, pero siguen llamando a la responsabilidad individual y colectiva para evitar lo que ocurrió el pasado sábado por la noche y que eso pueda traducirse luego en un aumento de contagios.
El propio Fernando Simón habló ayer en rueda de prensa de la posibilidad de ese repunte de contagios que traiga una cuarta ola a nuestro país, ya que lo que hemos vivido durante el mes de abril ha logrado controlarse a tiempo y la incidencia no llegó a dispararse, como sí ocurrió con las otras olas.