Rafael Gallart Martínez, sargento del Ejército de Tierra de 34 años, murió el pasado 10 de junio durante unas operaciones especiales. Lo que parecía un desafortunado incidente podría esconder una negligencia por parte de los mandos. Esto es lo que denuncia la viuda del militar, que está dispuesta a todo.
Aquel día fatídico, el militar efectuó un salto en paracaídas a pesar de que no era experto en ello y había condiciones climatológicas adversas. Una vez en el agua, el viento le arrastró sin que pudiera soltarse de la tela. Acabó ahogándose en una trampa mortal que podría tener consecuencias penales.
Cuatro meses después de la muerte de su marido, la viuda acude a la justicia para pedir responsabilidades. Rafael, perteneciente a la Legión, murió ahogado después de saltar en paracaídas en aguas de La Manga del Mar Menor. La versión de la familia es que ese salto nunca tuvo que haberse efectuado.
El proyecto de Rafael y su pareja, que esperaban con ilusión el nacimiento de su primer hijo, se detuvo en seco aquel día. El joven saltó junto con una treintena de compañeros, pero algo salió mal por una sucesión de circunstancias. Ahora, la justicia tendrá que determinar si fue un accidente o hubo negligencia.
El salto que le costó la vida a Rafael
La viuda de Rafael ejerce la acusación particular por un caso de "negligencia profesional con resultado de muerte". Reclama que se depuren responsabilidades y apunta directamente a los encargados de plantificar y organizar la operación especial. "Un ejercicio mal planificado y mal ejecutado", dicen sus abogados.
Desde el equipo legal explican a La Verdad que "el salto se tenía que haber suspendido por las difíciles condiciones meteorológicas de esa jornada". Esa mañana se registraron intensas rachas de viento, y además, los militares pertenecían a operaciones especiales pero no eran expertos en paracaidismo.
Cuando Rafael cayó al mar, el viento le arrastró a gran velocidad con el paracaídas y no logró soltarse. El militar acabó siendo víctima de esa trampa mortal, y murió ahogado. La acusación denuncia "una serie de circunstancias adversas, algunas de ellas con un claro componente humano".
La viuda sigue esperando las ayudas
El militar se encontraba en parada cardiorrespiratoria cuando fue rescatado por una embarcación. Las maniobras de reanimación consiguieron devolverle el pulso, pero acabó falleciendo en el hospital. Señalan también al responsable del material utilizado en los saltos, y al operativo del rescate en el agua.
Otros participantes tuvieron problemas para soltarse de los paracaídas y estuvieron a punto de ahogarse. "Hubo un fallecido como podían haber sido cuatro", señala la acusación. Piden que el caso pase a manos del juzgado militar central para poder encausar a los militares de alta graduación.
La pareja de Rafael estaba embarazada de su primer hijo cuando se produjo el accidente. El ministerio de Defensa le prometió apoyo, pero denuncia que "todavía está esperando". "Al principio todos te pasan la mano por la espalda, pero luego se olvidan", afirma su representante legal.
Penas de cárcel e indemnización
"Pensamos que hubo negligencia a la hora de escoger el material para el salto, que no era el más adecuado para las condiciones extremas. Ofrecía grandes dificultades para liberarse del mismo en el agua. También falló la planificación del dispositivo de rescate, pues hubo militares que estuvieron mucho tiempo en el mar".
Esta es la parte central de la acusación, para la cual "fue casi un milagro que no se produjeran más muertes ese día". Según su versión, varios participantes pidieron no saltar pero no se les concedió. Solo cuando ya se había producido la tragedia, los mandos suspendieron otros saltos programados.
Rafael Gallart, el protagonista de esta desgracia, era un legionario natural de Hellín (Albacete). No estaba casado pero sí era pareja de hecho con su mujer. Los padres del fallecido también se han personado como acusación, y piden penas de prisión y responsabilidades civiles en forma de indemnización.