En los últimos meses no se habla de otra cosa que no sea la intolerancia hacia el colectivo LGTBI. El crimen de Samuel hizo saltar todas las alarmas en una sociedad que parecía haber olvidado el problema.
Madrid ha vivido dantesco episodio que ha servido para que determinados sectores cuestionen el peligro que viven ciertas personas. Un joven se ha inventado una agresión para justificar una infidelidad, pero lo suyo es un hecho aislado.
Ha muerto mucha gente por problemas derivados de su condición sexual: agresiones, abusos y suicidios. Este último caso es más común de lo que parece y la justicia ya está tomando cartas en el asunto para frenarlo.
Un hombre se aprovechó del miedo de un joven para amenazarle con hacer público su homosexualidad delante de sus familiares y amigos. Le pedía dinero para no desvelar el secreto, cantidad imposible para una persona que dependía económicamente de sus padres.
Dos años de cárcel y una multa de 9.000 euros
La víctima rogó en infinidad de ocasiones que el juego cesara, pues estaba siendo más destructivo de lo que nadie podía imaginar. “Si no te hablo más me maté porque no aguanto más”, escribió el fallecido poco antes de quitarse la vida.
El extorsionador se aprovechó del miedo del chico para intentar sacar dinero y al ver que no lo lograba traspasó todas las líneas rojas. La justicia le ha condenado a dos años y seis meses de cárcel y a una indemnización de 9.000 euros.
La familia del afectado está destrozada, pues en ningún momento fue consciente del problema ni de la condición del joven. Ahora le han perdido para siempre y únicamente les ha quedado una cantidad irrisoria que intenta calmar los daños ocasionados.
España es uno de los países más tolerantes del mundo, el problema es que todavía sigue habiendo mucha gente que vive con miedo. Pedro Sánchez ha tomado consciencia del problema y está intentando buscar soluciones, aunque hay quien le acusa de seguir una estrategia política.
Las amenazas continuaron tras el suicidio
Los hechos se remontan a 2019, año en el que el extorsionador contactó con la víctima para pedirle 100 euros a cambio de su secreto. Le prometió que si le daba dicha cantidad se olvidaría del asunto, pero no fue así.
El fallecido le entregó el dinero, pero siguió recibiendo amenazas por unas fotografías que probaban su homosexualidad. Este suceso sucedió en A Coruña y gran parte de los vecinos siguen consternados cuando se han enterado de cómo se produjeron las amenazas.
Fuentes policiales confirman que el chantaje se extendió tanto en el tiempo que la víctima llegó a recibir mensajes una vez muerto. El verdugo no era consciente de que el joven había acabado con su vida y le seguía exigiendo dinero.
El fallo judicial sentencia que el condenado “no cejó en sus amenazas” porque se dio cuenta de que el chico estaba aterrorizado por su secreto. Le prometió que le iba a “amargar la vida” hasta el final de sus días, pero no sabía que ya se había suicidado.
La víctima dejó escrita una carta antes de morir
La sentencia de la Audiencia de A Coruña, emitida en junio, asegura que la responsabilidad de lo sucedido es del chantajista, de ahí la condenada. “Este dramático final, pese a ser ajeno a la voluntad del condenado es el mejor reflejo de la perturbación y angustia creadas en la víctima”.
Los abogados del agresor intentaron recurrir la sentencia, petición que fue rechazada después de revisar el caso. “La presión continua y la reiteración de la petición de dinero tras haber recibido el primer pago, fueron suficientes”.
La víctima dejó una nota escrita antes de morir fue utilizada para restar importancia a lo sucedido y evitar la condena del extorsionador. La víctima tomó “una decisión irreversible y gravísima” porque no encontró otra solución para poner fin a su infierno.
Antes de quitarse la vida dejó escrito una carta en la que explicaba el motivo de su decisión: “Antes muerto que dominado por quien sea”. El agresor intentó que el juez creyera que el suicidio no tenía nada que ver con él porque el joven ya tenía estas tendencias.