Imagen de los agentes de policía que detuvieron el vehículo conducido por un niño en Sitges

Le pide que se ponga la mascarilla y acaba muriendo a tiros con 20 años

Un joven estudiante ha sido asesinado tras intentar que un señor de 49 años cumpliera con las normas

Pedro Piqueras, periodista y presentador de Informativos Telecinco, alertó de que se habían disparado las discusiones por el uso de las mascarillas. Son muchos los que se enzarzan en acalorados enfrentamientos provocados por las medidas que intentan prevenir el coronavirus. 

La localidad alemana de Idar-Oberstein, en la región de Renania-Palatinado, ha sido testigo de un suceso motivado por la problemática anterior. Un joven de 20 años que trabajaba en una gasolinera ha recibido un disparo mortal por un señor que no quería ponerse la mascarilla. 

La familia de la víctima está consternada, pues el fallecido era una persona muy responsable que tenía toda la vida por delante. El agresor, de 49 años, le mató después de que se negara a atenderle si no respetaba las normas. 

Según medios locales, este señor quería comprar un paquete de cervezas y al no poder pagarlo regresó a su vehículo para coger su mascarilla. Después volvió a entrar en el establecimiento y se la quitó delante de él, para provocarle, segundos después el empleado estaba muerto. 

La prensa alemana ha recogido este suceso para intentar concienciar de un problema que ha traspasado fronteras. Son muchos los escándalos que se han formado por este tipo de cosas, aunque en esta ocasión se han traspasado todos los límites. 

El agresor podría tener problemas con el alcohol

Los hechos han sucedido al oeste de Alemania, pero son bastante frecuentes en otros lugares del mundo: “Es imperdonable”, escriben en redes sociales. Los familiares de la víctima están dando a conocer el suceso para intentar concienciar a la sociedad. 

Algunos periodistas que han seguido la noticia especulan con la posibilidad de que el agresor estuviera bajo los efectos del alcohol. Entró en el establecimiento para comprar un paquete de cervezas y las grabaciones de seguridad demuestran que no estaba en sus plenas facultades. 

El fallecido llevaba una vida muy tranquila, de hecho estaba plenamente dedicado a sus estudios. Empezó a trabajar en la gasolinera para costearse su formación, pero no ha podido cumplir sus deseos. 

Los expertos quieren tranquilizar al entorno asegurando que el empleado no sufrió, pues murió de forma inmediata con el primer disparo. Este crimen está siendo bastante comentado en Twitter, pues es una prueba de lo descontrolada que está la población. 

El homicida se declara negacionista: “Violación de derechos”

El señor de 49 años que ha acabado con la vida de un estudiante inocente está convencido de que las autoridades quieren reprimir su liberad. Piensa que la pandemia no es tan grave como quiere dar a entender, de ahí que no quiera usar mascarilla. 

Durante los interrogatorios policiales ha confesado que se siente “acorralado” por las medidas que intentan frenar el coronavirus. Asegura que no tenía “otra salida”, así que se vio obligo a matar a su víctima para defender sus derechos. 

Estas declaraciones están siendo bastante polémicas, tanto que algunos expertos barajan la posibilidad de que el señor tenga ciertas patologías. Está convencido de que el sistema quiere acabar con la población y no soporta la “creciente violación de sus derechos”. 

Los investigadores han barrido su domicilio para encontrar pruebas que aumenten su condena y lo cierto es que tienen en su poder mucho material. A parte del arma del crimen han encontrado otras armas de fuego de diferentes calibres. 

Sospechan que el autor del crimen está relacionado con la extrema derecha, de ahí que tuviera un comportamiento tan radical. Regresó al establecimiento únicamente para matar al empleado, así que no puede excusarse en que fue un impulso incontrolable. 

El alcalde de la localidad en la que se ha producido este suceso ha concedido una entrevista para calificarlo de “terrible”. Los vecinos de la zona también están sorprendidos y aterrorizados por lo que ha ocurrido.