Una de las obsesiones de los expertos en yihadismo es entender el proceso de radicalización de los lobos solitarios. Esto es lo que está intentando hacer ahora la policía, que investiga como un atentado terrorista el atropello múltiple del pasado viernes en Torre Pacheco (Murcia).
El autor del atropello, un marroquí de 28 años llamado Abdellah, dejó tres notas en el coche dejando claro la motivación de su acto. Era "contra los infieles", dijo, y además le vieron elevando una oración al cielo antes de matarse con un cuchillo. Su entorno familiar ofrece las claves para entender su transformación.
"Abdellah no iba a la mezquita ni hablaba del Corán", explica Hassan, amigo de Abdellah, "pero quince días antes del atropello me preguntó si tenía una alfombra y empezó a orar a diario". Como tenía dos le dejó una, y el joven empezó a limpiarla hasta dejarla como nueva para elevar sus oraciones a Alá.
El viernes fatídico, Abdellah Gmara se levantó temprano y se metió en el lavabo para lavarse la cara, las manos y los pies. Después de purificarse extendió la alfombra y a las 6.21 empezó su rezo. Horas después cogió el coche con el que atropelló a varias personas en una terraza matando a una de ellas.
Se pasaba todo el tiempo en su habitación
La Audiencia Nacional investiga el atropello múltiple como atentado terrorista, tras los indicios que ofrecen las notas y los testigos. Es el primer atentado yihadista en España desde los ataques en Cataluña en 2017. Creen que Abdellah era un lobo solitario que actuó influenciado por los mensajes de Estado Islámico.
Abdellah llegó a España de forma irregular y pasó un tiempo en Valencia, en un centro para "Menas" (menores acompañados). Después se trasladó a Murcia. Hace cinco meses entró a vivir en un dúplex propiedad de su amigo Hassan en El Jimenado, una pedanía de Torre Pacheco.
Hassan tiene 42 años y trabaja en el campo para pagar la hipoteca del dúplex y traer a España a su mujer y sus tres hijos. Asegura que su inquilino llevaba desde julio sin trabajo y que se pasaba la mayor parte del tiempo en su cuarto. Fue en ese período cuando creen que se radicalizó.
"No se relacionaba conmigo, se pasaba el tiempo mirando internet con su móvil dentro de la habitación", cuenta el casero. La Guardia Civil, que está analizando el móvil del marroquí y sus redes sociales, cree que fue objeto de una rápida fanatización. Se radicalizó consumiendo contenido yihadista por internet.
Una nota y un cuchillo
La noticia de que Abdellah era un lobo solitario de Estado Islámico ha sorprendido a su entorno. En el Bar José y el Bar Fina, donde solía ir a diario para tomar un café y fumarse un cigarrillo, no se lo creen. Lo recuerdan callado y solitario, pero incapaz de cometer una locura como la del pasado viernes.
El joven pidió prestado a un amigo de nombre Sallah su Volkswagen Golf para cometer el atropello. Le dijo que lo necesitaba para ir al médico, pero lo estrelló contra el muro de una casa a todo gas y llevándose por delante las mesas de una terraza. Fruto del arrollamiento murió un venezolan de 46 años, y cuatro personas resultaron heridas.
Cerca de la palanca de cambios encontraron una carta en la que explicaba sus motivos. En castellano, mostraba su voluntad de abandonar este mundo por los traumas que había tenido en España. Esto llevó a la policía a pensar en un posible suicidio, pero luego aparecieron indicios que hicieron cambiar de idea.
En el asiento del copiloto encontraron un cuchillo ensangrentado, y los sanitarios advirtieron que había muerto por una herida de arma blanca. La autopsia no dejó lugar a dudas: "El conductor se autolesionó clavándose el cuchillo tras causar el atropello". Fue entonces cuando trasladaron el caso a Madrid.
Su familia lo niega: 'Es imposible'
Una unidad especializada de la Guardia Civil estuvo registrando el domicilio de Abdellah con perros adiestrados. "Nunca tuvo motivos para suicidarse, jamás dijo que lo fuese a hacer", desvela Hassan. La teoría del suicidio empezaba a perder peso, y las sospechas de un acto terrorista aumentaban.
La policía se llevó de su casa medicinas, recetas, su pasaporte, su carné de conducir, el teléfono y los documentos sobre su estancia en el centro de menas. Quieren comprobar la veracidad de su carta de despedida, y lo que le ocurrió en aquel centro. Pero también prestan atención a su radicalización.
Bendaoud, el hermano pequeño de Abdellah, asegura que "es imposible" que su hermano fuera un terrorista. "Mi hermano siempre pedía dinero, no sé si tomaba drogas, pero yo le decía que tenía que trabajar", asegura. El joven no había conseguido encontrar un trabajo estable.
"La semana del atropello me dijo que había una gente que le quería matar, pero no me dio ninguna explicación", revela. Esto añade aún más confusión al caso, pero en la Audiencia Nacional tienen claro que era un lobo solitario. Así lo asegura también José María Gil, experto en terrorismo y seguridad.
No hay duda: era un lobo solitario
"Se distanció de su familia con un comportamiento extraña, rezaba a diario cuando antes no lo hacía, y el viernes hizo un ritual antes de cometer el acto", explica este experto. Lo considera un "terrorista pasivo" que se inspiró en el yihadismo para cometer el acto sin vincularse directamente en la organización.
"Actuó cuando tomó la decisión de quitarse la vida y eligió un objetivo", continúa. El día de los hechos salió de su dúplex y mintió a su amigo para que le dejara el coche. Vestía de punta en blanco, con un polo y unos pantalones Levi's. Su objetivo era arrollar las terrazas de los restaurantes Honey's Bar y Gateway.
Pasadas las dos de la tarde, apretó el acelerador al volante del Golf y se llevó por delante dos terrazas llenas de gente. El misterio sigue envolviendo el caso de este atropello múltiple, pero los investigadores cada vez lo tienen más claro. Víctima de sus propios traumas, el autor del atropello se había fanatizado.