No hay suficiente con los aplausos a las ocho de la tarde ni con el reconocimiento público y explícito de su labor. Los médicos quieren lo que vienen reclamando hace tiempo, que se mejore las condiciones laborales y económicas del colectivo, y desde algunos sectores ya se habla de una «rebelión de batas blancas» cuando pase la pandemia.
Uno de los que ya ha habla abiertamente de esta posibilidad es el Sindicato de Médicos de Cataluña, cuyo secretario general, Josep Maria Puig, califica la gestión del departamento de Salud como «de low-cost» y augura una época muy dura después del Coronavirus.
Puig recuerda la enorme tensión en la que han trabajado los hospitales durante estos meses y el desgaste físico y emocional que sufre el personal médico, presos aún del temor ante un rebrote. Por eso pide «que la respuesta sea inmediata, que se pueda ver en la nómina de la gente, que este maltrato se acabe definitivamente».
Si esto sigue así, dice, el sector médico romperá la baraja y advierte que «cuando esto se ponga en marcha será muy difícil de gestionar». Lo mismo piensa el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, que no descarta movilizar a todo el personal sanitario a fin de que se atiendan sus propuestas.
Según Padrós, la Covid-19 ha evidenciado los graves problemas del sistema público de Sanidad, y existe una «peligrosa» relajación de la clase política que quiere hacer creer a la ciudadanía que los problemas sanitarios han acabado. Además, reprocha al Gobierno que aún no haya recompensado al personal sanitario por su labor.
Este médico reconoce que siente auténtico estupor: «Observo con perplejidad y preocupación que parece que se haya olvidado que aún estamos en una crisis de salud pública». Por eso ha anunciado que el personal médico catalán hará público un documento de propuestas para la reconstrucción del sector, «en positivo».
Todo el personal sanitario
El personal médico pide más personal y que se garantice y se refuerce su seguridad y la de los pacientes en atención primaria, un área que prevén que será clave tras la fase aguda de la crisis para el control epidemiológico de la pandemia. Por eso reclaman el aumento de la plantilla y la gestión de la programación de visitas para aliviar la sobrecarga de trabajo.
Otra de las grandes reclamaciones es la provisión de ropa sanitaria y equipos de protección individual, que se hagan test fiables y periódicos a profesionales y que se adapte el lugar de trabajo para priorizar la salud del personal sanitario.
A la rebelión de los médicos se podría sumar el sector de enfermería, cuyo personal reconoce que está agotado y pide medidas concretas con urgencia. «Es tremenda la ratio de enfermeras por paciente», dice Montserrat Gea, del Colegio de Enfermeros y Enfermeras, y recuerda que «ya antes de la pandemia estábamos en la cola de Europa».
Esto les deja, advierte, en una situación muy precaria, y apunta que «a estos profesionales, el máximo reconocimiento que se les puede hacer es disponer de unos contratos dignos». Gea recuerda que el 20% de los infectados pertenece al colectivo médico.