Poco a poco están volviendo a normalizarse algunos términos que durante varios años, no hace tanto, se convirtieron en nuestro día a día, ¿recuerdan?: austeridad, ajustes, deuda, recortes, recesión, déficit… Estos días hemos conocido las previsiones de algunos organismos autorizados como el FMI o la Comisión Europea, pero los peores augurios llegan de Airef.
Se trata de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), un organismo de control fiscal creado por el Gobierno en 2013 que acaba de dar sus previsiones sobre la situación económica en España con unas conclusiones preocupantes: lo peor serán los efectos colaterales que se dilatarán de forma sostenida en el tiempo.
A corto plazo, este organismo prevé un hundimiento del Producto Interior Bruto (PIB) entre el 8% y el 11%, y aunque en 2021 habrá un corto período de recuperación, España acumulará una serie de problemas que obligarán a tomar duras medidas de austeridad y producirán un endeudamiento histórico.
Según AIReF, el punto de partida es negativo porque en el último año hemos vivido 35.000 millones de euros por encima de nuestras posibilidades, si tenemos en cuenta la deuda del 95,5% del PIB al cerrar 2019 y un déficit público del 2,8. Al no haber absorbido aún los efectos de la última crisis, la que viene ahora va a ser mucho peor.
Uno de los principales problemas a la que se enfrenta la economía española será la caída de la recaudación del Estado por los efectos de la crisis, y el aumento del gasto por las prestaciones por desempleo, las destinadas a los ERTE, las ayudas empresas, autónomos y sectores de riesgo, y la renta mínima prevista por el Gobierno.
Esto llevará a un déficit del 10,9% del PIB en el mejor de los escenarios según este organismo, una previsión algo peor de lo que estimaba el Gobierno (un 10,3%), aunque la AIReF dibuja un escenario aún más pesimista en el que el déficit podría alcanzar límites históricos: un 13,8%.
Pero en el horizonte a medio y largo plazo el principal peligro es que la recesión se convierta en una crisis estructural donde además de la deuda se sume un déficit mayor y persistente. Esto llevará a una situación parecida, o peor, a la de 2009, donde el máximo del déficit (11%) obligó al gobierno a tomar medidas de austeridad sin precedentes.
Por eso la AIReF augura diez años de «un ejercicio de consolidación similar al realizado en la década pasada», es decir, recortes y austeridad. Esto quiere decir que harán falta diez años para equilibrar de nuevo las balanzas fiscales y que los ingresos del estado sean suficientes para cubrir los gastos, teniendo en cuenta por ejemplo el problema de las pensiones.
Y como en la crisis anterior, el déficit lleva al endeudamiento, ya que la caída de la recaudación obliga al Estado a emitir más deuda pública. Según el organismo fiscal independiente, el pico llegará en 2030 con un 120% de la deuda pública sobre el PIB, y desde entonces harán falta como mínimo ocho años más para volver a los niveles anteriores a la crisis.
La receta de este organismo es la ortodoxia financiera y el rigor presupuestario, así como la contención de la prima de riesgo, ya que si esta aumenta subirá también el nivel de la deuda por los intereses, lo que se conoce como el efecto bola de nieve.