Hace apenas cuatro meses, Pedro Sánchez miraba al futuro con un optimismo desbordante: la aprobación de los presupuestos y el inicio de la campaña de vacunación hacían prever una legislatura cómoda para el Gobierno de coalición. Pero las sucesivas crisis de gobierno, el terremoto político en España y las dificultades de la pandemia, han acabado con la tranquilidad en Moncloa y han hecho aflorar las voces de elecciones anticipadas.
Las elecciones anticipadas en Madrid y la salida de Pablo Iglesias del Gobierno, además del retraso de la campaña de vacunación y la prolongación de la crisis económica, obligan al entorno de Sánchez a definir una estrategia. Y el presidente lo tiene claro: hay que acabar la legislatura sea como sea, y esto exige cambios inminentes en el Ejecutivo.
La idea inicial de adelantar las elecciones el año que viene se ha disipado y la estrategia pasa ahora por resistir al precio que sea hasta 2023. Para conseguirlo, Pedro Sánchez planea un cambio de Gobierno en septiembre u octubre, coincidiendo con el inicio del nuevo curso político. Su intención es deshacerse de los ministros más desgastados y renovar el equipo con perfiles más técnicos para encarar la recta final.
Sánchez y su equipo más cercano, encabezado por Iván Redondo, ven con muchas dudas el horizonte electoral de cara al año que viene. Las elecciones del 4-M en Madrid pueden relanzar al PP. Además, Sánchez ha hecho unas promesas muy arriesgadas, como salir de la pandemia a finales de agosto, y si no se cumplen y la crisis económica se alarga el PSOE llegaría a 2022 con su imagen deteriorada.
La solución pasa entonces por agotar la legislatura y afrontar el tramo final con ministros más técnicos que logren salvar la economía antes de las elecciones generales de 2023. De momento ya han hecho una lista negra con los ministros candidatos a salir del Gobierno, y en cabeza están Fernando Grande-Marlaska e Isabel Celaá.
Ministros en la cuerda floja
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska está en el punto de mira desde el inicio de la legislatura. Es el que peor cae dentro del Gobierno y, además, lleva tiempo en la cuerda floja por el polémico cese del coronel. Sánchez le ha defendido todo lo que ha podido, pero si hay una remodelación del Gobierno será el primero en saltar.
Por su lado, la ministra de Educación también está sufriendo un enorme desgaste ante su incapacidad de conseguir el consenso en torno a la ley de educación. Una ley polémica que ha erosionado la imagen de Isabel Celaá, envuelta en la polémica hace pocos días por la forma en la que se dirigió a un diputado del PP con un hija con Síndrome de Down.
Además, hay algunos ministros que en Moncloa se ven como irrelevantes y que podrían dejar paso a caras nuevas que ilusionen más. El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, el de Cultura y Deportes, José Manuel Uribes, y el de Universidades, Manuel Castells, también están en la cuerda floja. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, y la de Igualdad, Irene Montero, podrían caer también, aunque en su caso es más discutible porque abriría un nuevo conflicto entre el PSOE y Podemos.
¿Gobierno en solitario?
De hecho, sectores de dentro del PSOE han planteado a Pedro Sánchez la posibilidad de romper con Podemos y gobernar en solitario hasta el final. Esto dejaría a los socialistas en una minoría muy frágil para sacar adelante leyes, pero a cambio facilitaría mucho la tarea de satisfacer las impopulares demandas de Bruselas a cambio de recibir los fondos europeos, claves para la recuperación económica. De momento, Sánchez rechaza esta arriesgada operación y llama a mantener la unidad.
Sobre las nuevas caras que podría tener el Gobierno no se conoce mucho, pero en las filas socialistas hay una estrella emergente y se llama Hana Jalloul. La número dos de la lista en las elecciones madrileña está llamada a desbancar a Ángel Gabilondo en la jerarquía del PSOE de Madrid, y con el tiempo podría ser una buena candidata a un ministerio. Habla cuatro idiomas, es doctora en Relaciones Internacionales, y representa ese tipo de perfil que Sánchez quiere para dar un nuevo estatus a su Gobierno.
Objetivo: Moncloa 2023
En verano del año pasado ya había rumores de cambios inminentes en el Gobierno, pero entonces las perspectivas eran mejores, ya que la negociación de los presupuestos iba por buen camino y estaban a punto de llegar las primeras vacunas. Ahora, el panorama es mucho más turbio. El optimismo de la vacunación se ha diluido por los retrasos en las entregas, y los organismos como el BCE y el FMI retrasan hasta 2016 la fecha de la recuperación económica en España.
Ante este panorama, si hoy se celebraran elecciones el PSOE obtendría 107 escaños, 13 menos que los que tiene ahora, y el PP subiría hasta 100. Sánchez es consciente de que en estas condiciones, convocar elecciones sería un suicidio, y por eso ya ha puesto en marcha su plan para gobernar hasta 2023 haciendo los cambios que haga falta.